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Historia, cultura y artes

 
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 Siglo XX: La dictadura de Franco

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La vida cultural en España durante el régimen de Franco estuvo dominada por una serie de acontecimientos, herencia unos de la guerra civil y otros de la situación política internacional. La cultura de España misma se caracterizó, durante este tiempo, por un sentido nacionalista, tradicional y católico, que lógicamente respondía al conflicto de las ideologías ventilado en la Guerra Civil.

Este sentido tuvo el doble efecto de que España tendiese durante un tiempo a cerrarse a las influencias extranjeras, en especial de aquellas naciones, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, que se habían opuesto y continuaban contrarias al nuevo régimen. Por otra parte, este nacionalismo al mezclarse con el tradicionalismo dio nuevo valor a las formas artísticas y culturales tradicionales.

En 1948 a la par que las relaciones entre los aliados y Rusia y los países satélites iban empeorando la reconciliación de España con Europa comenzó. Con el reconocimiento de una Alemania occidental por parte de los aliados, la guerra fría con Rusia llegó a los momentos más peligrosos con el bloqueo de Berlín (1948). En consecuencia el gobierno estadounidense y, siguiéndole, los de los países aliados, comenzaron a ver las ventajas que ofrecía el anticomunismo estricto del régimen de Franco. A partir de este mismo año, los Estados Unidos comenzaron a conceder algunos préstamos a España, consiguiendo además que la ONU levantara las sanciones impuestas contra el gobierno español.

Bajo la presidencia de Eisenhower las relaciones entre ambos países mejoraron notablemente, llegando a firmarse, en 1953, un pacto de asistencia militar que, aunque ha variado en su formulación, dura hasta el presente. Por él se permitía a los Estados Unidos establecer unas bases militares en España, "de utilización conjunta, bajo pabellón y mando españoles". La admisión de España en la comunidad de naciones europeas culminó en 1955 con su admisión en la ONU y con la visita de Eisenhower a España en 1959.

El cambio de política internacional si bien no cambió la forma de gobierno en España, favoreció una apertura a Europa. Ya a partir de 1960 la preocupación predominante en el gobierno no era ideológica sino pragmática. Aun sin pertenecer al Mercado Común, cuyo ingreso había sido sistemáticamente rechazado por algunos de sus miembros por razones políticas, aunque en realidad también profundamente económicas, España logró conseguir un gran aumento en la exportación, sobre todo de productos agrícolas. El crecimiento industrial y agrícola fue además favorecido por los llamados Planes de Desarrollo Económico y Social con que se intentaba coordinar, quizá con excesivo énfasis en la programación, los diferentes planes y objetivos económicos y sociales de la nación.

El retorno hacia un sentido pragmático en la vida política y social del país recibió un impulso decisivo con el descubrimiento de España por los turistas europeos. Como resultado, por una parte, del relativo bienestar y tranquilidad del país y el bajo coste de vida y, por otra, de la prosperidad y movilidad de la clase media europea, España se convirtió en meta del turismo. Lo que llegó a ser una verdadera invasión de visitantes produjo en consecuencia una auténtica revolución económica en lo que se ha llamado desde entonces industria del turismo, imponiendo a la vez una apertura política y social hacia los extranjeros visitantes sin precedente en España.

En consecuencia de todo ello el gobierno, sin perder su sentido de dictadura firmemente anclada en la persona de Franco, fue aceptando una serie de medidas de tipo económico que convirtieron a España en una economía dirigida más que una dictadura política.

El bienestar de los europeos, el descubrimiento por éstos de España como país turista, y, de no menos importancia, el crecimiento rápido de una clase media española a causa de la mejora económica general producida por los años de tranquilidad interna y paz exterior, fueron causas de un cambio cada vez más acelerado hacia una sociedad en la que se imponían de nuevo los ideales burgueses.

Al mismo tiempo, Franco mantuvo una política de paulatino desmonte de los principios falangistas, perceptible en el progresivo alejamiento de los miembros del Partido del control político de la nación. Durante estos años los ministros, que en los primeros años habían sido falangistas en su totalidad, fueron sustituidos en sucesivos cambios de gobierno por los tecnócratas, que abandonaron las ideologías falangistas y restablecieron un sentido capitalista en la política nacional.

Así, a pesar de algunos intentos de crear un arte falangista, imitación del arte propio del fascismo italiano y del nazismo alemán, el arte español se mantuvo fiel a los estilos europeos, especialmente franceses, imperantes ya antes de la guerra, o buscó inspiración en el propio pasado artístico.

Así se explica que los grandes maestros de la generación anterior a la guerra, a pesar de su diferente ideología política y social, mantuvieran su vigencia en todos los aspectos culturales y artísticos, proyectándola hacia el futuro con su obra, continuada a lo largo de este periodo, o con escuelas cuya formación inspiraron.

El arte

El desarrollo de las artes plásticas sigue, en términos generales, las mismas líneas demostradas también por las demás artes, incluidas las literarias. Todas reflejan de una manera o otra la vida española en general.

Por una parte, la crisis de la Guerra Civil, continuada en la ideología de los primeros años de la posguerra, impone, una tendencia a seguir líneas nacionalistas de tipo fascista. Pero éstas nunca fueron seguidas exclusivamente, sino que fueron acompañadas y, pronto, sustituidas por líneas tradicionales con frecuente referencia a la España Imperial. Por otra parte también este tradicionalismo se mantiene mezclado con las tendencias y estilos ya introducidos en la Península con anterioridad a la Guerra Civil.

Así como en la literatura, también en las artes plásticas, los grandes maestros reconocidos anteriormente a la Guerra Civil mantienen su importancia.

Si se puede hablar en un principio de un arte falangista y comprometido, es de corta duración y más estrictamente para usos y fines políticos que generalizado entre el pueblo. Este arte exalta la persona de Franco, el Movimiento y, desde luego, José Antonio, pero carece de la ideología antiburguesa y racista del italiano fascista o del arte nazi alemán, y, más decididamente, el arte comunista.

La artesanía

Uno de los aspectos más positivos del nacionalismo tradicionalista del gobierno de Franco y de las actividades organizadas y protegidas por el movimiento falangista fue el resurgir de la artesanía española, ya notable desde los años 50.

La Obra Sindical de Artesanía dependiente de Falange primero, y, más tarde, la Empresa Nacional de Artesanía, establecida por el Estado en 1969, prestaron ayuda eficaz a las industrias tradicionales. Sus productos, vidrios baleares y catalanes, cerámica de Talavera, Alcora, Manises y Sevilla entre otros muchos lugares, cueros repujados de Andalucía, encajes de Granada, bordados de Canarias y Lagartera, orfebrería y damasquinados de Toledo, hierros forjados de Cuenca y Mallorca, son manifestaciones de un arte tradicional que llegó a ser muy apreciado en España y en el extranjero. Menos tradicional en su técnica que fue adaptada a los avances modernos, pero manteniendo sus temas y decorado.

En los últimos años el desarrollo de la industria artesana ha sido favorecido, económicamente, aunque no siempre artísticamente, por el proceso general de industrialización y la comercialización de que ha gozado durante las últimas décadas.

Factoría y estilo Lladró

Un poco alejada del estilo artesano tradicional fue el famoso y muy apreciado estilo Lladró.

Los iniciadores fueron José Lladró Dolz, nacido en 1928, su hermano mayor, Juan (1926), y el más joven, Vicente (1932), hijos de agricultores de la huerta valenciana de Almàssera (Almácera).

Los tres trabajaron desde su adolescencia en la fábrica Azulejera Valenciana y más tarde, también los tres, entraron a trabajar en la prestigiosa fábrica Víctor Nalda.

En aquellos años comenzaron a experimentar por cuenta propia con un horno construido en el patio de su casa paterna. Y en 1953 establecieron su fábrica de cerámica, ampliando sus horizontes comerciales pocos años más tarde. En los años sesenta iniciaron su expansión por todo el territorio español y muy pronto en Nueva York con una cadena de tiendas en el extranjero.

Los hermanos Lladró mantuvieron la producción de su tipo de esculturas, por las que se hizo famoso el nombre tanto por el material usado, todavía secreto, como por el estilo de sus creaciones.

Sus figuras, un tanto de lánguida palidez, líneas suaves y alargadas son todavía famosas y como se ha dicho son “iconos de cierto gusto".

La arquitectura

Durante las primeras décadas tras el fin de la Guerra Civil en 1939, la arquitectura intentó reflejar el espíritu tradicionalista del Movimiento en la adopción de estilos inspirados en la arquitectura española tradicional, unos según líneas austeras de inspiración herreriana, como el Ministerio del Aire en Madrid, otros siguiendo líneas neoclásicas francesas, como la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos en las cercanías de Madrid y la Cruz de los Caídos en Valencia, pero ésta por ser una obra que intentaba repetir una destruida en disturbios revolucionarios en 1868.

En los años cuarenta, se dieron también algunos intentos de crear un arte falangista, con acercamiento al fascista italiano, como la Casa Sindical de Madrid, hoy sede del Ministerio de Sanidad y Consumo, obra de 1949 de Francisco Cabrero Torres-Quevedo (1912-2005) ya conocido como arquitecto durante la II Republica, que fue saludada como inicio de la escuela moderna de arquitectura de Madrid, aunque respondía más bien en su origen al estilo fascista italiano de entonces. Aunque con menos frecuencia también se imitó el estilo nazi alemán, con el Arco del Triunfo en Madrid.

Mejor representante de la nueva arquitectura desde las primeras décadas de la posguerra fue una mezcla de éstos estilos con otros tradicionales, en la que participaron muchos arquitectos ya conocidos de las décadas anteriores.

En general, sobre todo para la arquitectura civil y privada, se siguió esencialmente el utilitarismo de la línea americana, aunque moderada con frecuencia con adornos modernistas, neoclásicos o barrocos, incluso manteniendo un cierto regionalismo, como en el edificio del Banco de Valencia en esta ciudad.

Más tarde, ya en la década de los sesenta se da una revisión realista y otra racionalista de la modernidad en arquitectura, siendo ambos estilos los que ya marcan la fisonomía de las ciudades españolas, como el bloque de casas protegidas en Tarragona y las Torres de Colón en Madrid

El arquitecto de mayor fama fue sin duda José Luis Sert (1902-1983). Discípulo de Courboisier, tiene un estilo muy propio basado en ladrillo, estuco y techos abovedados. Activo en Barcelona ya en los años treinta, continuó su trabajo en los años cuarenta y cincuenta en Francia. Más tarde residió en los EEUU, donde llegó a ejercer el cargo de Decano de la Facultad de Dibujo en la Universidad de Harvard (1953-1969), durante este tiempo hizo los planos para numerosos edificios de Boston y Cambridge.

También la arquitectura religiosa demuestra la misma doble dirección, mientras en muchas iglesias se repiten, con más o menos fortuna, los estilos barroco y neoclásico y las destruidas repitieron en su reconstrucción la forma y el estilo original, otras fueron edificadas según los nuevos de origen nórdico europeo.

De éstas son notables la iglesia del Santuario de Nuestra Señora del Camino en León, la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y la de los Sagrados Corazones ambas en Madrid, el Colegio de los Dominicos de Valladolid, y la Iglesia del Noviciado de los Dominicos en Alcobendas, Madrid, y en Javea, Valencia, la iglesia de Nuestra señora del Mar. En todas ellas se siguen unas líneas, rectas o curvas, dinámicas sin mucho adorno; para los interiores, se prefiere el altar en medio del crucero, por lo que pierden los retablos casi toda su importancia pasada.

La escultura

Tampoco en la escultura dejó la guerra española una huella definida. Es cierto que el tradicionalismo conservador en boga durante las primeras dos décadas de la posguerra fue un clima propicio para el desarrollo y continuación de grupos tradicionales y conservadores, pero se trata de artistas ya consagrados, que continúan su obra manteniendo un estilo propio. fueran o no fervientes seguidores de la política y sistema nacionalistas del momento.

El más notable de todos es Victorio Macho (1887-1966). Exiliado a raíz de la Guerra, regresó a España en 1952, donde continuó su labor hasta su fallecimiento. Sus obras, que siguen una tradición castellana con tendencias clásicas y tradicionales, adornan numerosas plazas y paseos de las ciudades españolas: monumentos al escultor Berruguete en Palencia, a Concha Espina, y Juan Valera en Madrid

Otro escultor notable es Juan de Ávalos (1911), con un estilo de nuevo realismo, y de convicciones políticas más bien socialistas, que crea las monumentales esculturas de la Cruz del Valle de los Caídos.

Caso notable de esta ambigüedad es el famoso monumento a Mio Cid que adorna la «Plaza del Mío Cid» (antigua plaza de San Pablo) de Burgos. Realizada en un realismo tradicional, obra de González Quesada (1897-1961), alabado por Stalin en 1933 como “amigo de la Unión Soviética”. Su inauguración, celebrada en 1955, presidida por Francisco Franco fue tanto un homenaje al Cid como a la ideología patriótica y tradicional predominante en esos años.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se impusieron también en España, primero lentamente, después arrolladoras y finalmente con una exclusividad tiránica, las corrientes abstractas. Es importante Ángel Ferrant (1891-1961), cuyo arte es protesta contra el uso de materiales nobles, por lo que toma corcho, piedra o hierro, sobre el que trabaja sus superficies pulidas, como en su “Diálogo” en Madrid.

Importante es también el canario Martín Chirino, recipiente de la Medalla de Oro de 1985. Su escultura sigue estrictamente tendencias no imitativas, buscando movimiento y gracia en el desarrollo de la línea. Otros, como Joaquín García Donaire y los hermanos Julio y Francisco González Hernández, prefieren la forja de hierro que enlazan en soldaduras inverosímiles.

Pablo Serrano

Pablo Serrano (1910-1985), aragonés de nacimiento, residió en Uruguay hasta 1954. A su regreso a España se relacionó con los grupos de vanguardia "Equipo 57" y "El Paso". Su obra es una mezcla de vanguardia y tradición.

Entre sus monumentos más conocidos cuentan el de Unamuno en Salamanca, y el de Marañón en Madrid, en realidad rostros de impresionante superrealismo sobre masas casi informes de marcadas líneas geométricas.

Su obra abstracta, piedra o bronce, juega con los volúmenes sólidos y el espacio en torno consiste en juego de bóvedas cóncavas y convexas en bronce "Bóvedas para el hombre", "Hombres- bóveda". Una de sus "bóvedas" más importantes adorna el paseo de la Castellana en Madrid, otras en el palacio de la Alfajería en Zaragoza y en la Universidad de Houston, Tejas. Su última obra fue una escultura del rey Juan Carlos para la sala de las Cortes en Madrid.

Jorge Oteyza y Eduardo Chillida

Jorge Oteyza (n. 1908) es la figura principal del constructivismo español. A pesar de abandonar la escultura en activo por los años sesenta, su influencia ha sido y es muy importante. Su mérito le ha valido la Medalla de Oro de Bellas Artes concedida por el Rey en 1985.

Casi una generación posterior representa el vasco Eduardo Chillida (1924). Aunque su primera escultura, hacia 1948, era todavía figurativa, dejó muy pronto la figuración prefiriendo para sus materiales muy diversos, mármol, alabastro, tierra, cemento, hierro y acero.

Su característica más importante parece ser la importancia que los materiales retienen en la obra de arte, por ello se dice que más que imágenes de hierro o cemento, son hierro y cemento en imágenes. Sus obras son un juego de abstracciones geométricas. Ganó el Gran Premio Internacional de escultura en la Bienal de Venecia 1985.

José María Subirachs

De gran importancia es también el catalán José María Subirachs (n.1927). Expresionista, inclinado hacia la abstracción. Decía en 1950 que en su arte quería, "partiendo de la naturaleza, estilizar hasta llegar a la pureza de la abstracción".

Ha dejado como obra más conocida el monumento de las Olimpiadas de 1968 en Méjico, y de 1988 en Corea. En muchas de sus obras se inclina hacia la nueva figuración, como las imágenes del santuario de Sta. María del Camino, en León, 1959; el monumento al arquitecto de la catedral de Gerona en esta ciudad, y, últimamente, los grupos de la Crucifixión y Cristo a la Cruz, que adornan el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, y que han sido causa de una gran polémica en Cataluña por el conflicto de estilos que causan.

Escultura monumental

En la escultura monumental, hasta los años sesenta se seguía una línea figurativa tradicional. Aunque también se ha se adoptaba la misma tendencia hacia la abstracción que en otros países, como, en Madrid, el Monumento dedicado a Calvo Sotelo obra del arquitecto Manuel Manzano y del escultor Carlos Ferreira. Se erige como presidiendo sobre la Avenida de la Castellana y fue erigido en memoria del político conservador José Calvo Sotelo (1893-1936), cuyo asesinato señaló el comienzo de la Guerra Civil española. Abstracto en su línea geométrica de pirámide irregular invertida, tiene profundo sentido simbólico en la extensión de sus esquinas hacia el cielo.

La pintura

El contacto con las escuelas europeas, concretamente con París, y su dependencia en las formas y estilos que fueron las características de la pintura española durante los primeros decenios del siglo XX, se rompieron durante la Guerra Civil, sin poderse reanudar hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque el nombre de los grandes maestros, Picasso, Miró, Dalí, González consagrados ya antes de la Guerra se mantiene en la Península, se cultivó durante estos años un arte ecléctico en el que conviven direcciones tradicionales con otras más inclinadas a la experimentación de técnicas y estilos nuevos, continuación también del arte de la preguerra.

Escuela de Vallecas

El intento de dar nueva vida a la Escuela de Vallecas por Benjamín Palencia después de la Guerra Civil, duramente criticado por razones políticas, tuvo por resultado resucitar la antigua vanguardia al reunir un grupo de artistas jóvenes. Aunque no siempre continuando la tradición del paisaje, algunos de ellos han alcanzado merecida fama.

Entre ellos es notable Álvaro Delgado; a pesar de la influencia patente de los impresionistas franceses, sus cuadros ofrecen un buen ejemplo de la línea figurativa y del nuevo realismo en la tradición de la línea doméstica. Álvaro Delgado recibió el primer premio de la Primera Exposición Bienal de Arte Mediterráneo que se celebró en 1955.

Otros artistas de esta escuela son Luis Castellanos, Carlos Pascual de Lara (1922-58), Enrique Núñez Castelo, Gregorio del Olmo (1921-1977) y Francisco San José (1919-1981).

Godofredo Ortega Muñoz

Otro gran representante de la línea figurativa es Godofredo Ortega Muñoz (1905-1982). Nacido en Badajoz, Extremadura, estudió en Salamanca antes de trasladarse a Madrid.

Autoeducado, Ortega Muñoz comenzó a pintar siguiendo una línea de primitivismo constructivo, que aunque se ha ido suavizando con los años se mantiene como la característica de su estilo. Es uno de los intérpretes más impresionantes de la geografía espiritual de la meseta de Castilla. Sus paisajes, llenos de castaños solitarios y desnudos, transpiran una emoción humana que es la esencia de su pintura.

Rafael Zabaleta

Rafael Zabaleta, (1907-1960) aunque pudiera ser considerado como un miembro de la generación de la preguerra, pertenece en realidad a la siguiente, ya que empezó a pintar en 1935 y llegó a ser reconocido sólo después de 1943.

Después de visitar París sentía una atracción especial por Van Gogh e incorporaba además a su pintura algunos rasgos del surrealismo. Su corazón, sin embargo pertenecía a la provincia andaluza de Jaén, cuyos paisajes pintaba con cuidado exagerado y lleno de amor. Su estilo aunque figurativo, es interpretativo aunque no tanto de la realidad percibida como de su significado.

El pueblo que pintaba está con frecuencia inmerso en tareas o situaciones de trabajo. Pero el trabajo de Zabaleta no es simple ocupación sino el destino humano, que parece dominar la naturaleza y los hombres. Por ello los objetos de Zabaleta, hombres y mujeres, sus vidas, trabajos y placeres son primitivos y llegan a tener a las veces algo de brutal. Como primitivos y duros son los tonos, azules, ocres o grises que usa para representarlos. En otros, en cambio, aumenta el cromatismo para dar una mayor dulzura a la imagen.

Remedios Varo

Remedios Varo (1908-1963) fue una de las artistas más notables y menos conocida de su tiempo. A los 16 años ingresó en la Real Academia de Bellas Artes en Madrid. Durante la Guerra Civil tuvo relaciones amorosas con Benjamín Peret, miembro de las Brigadas Internacionales con quien marchó de nuevo a París cuando las Brigadas salieron de España. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, ante la ocupación alemana de Francia, emigraron a ambos a México, pero el matrimonio terminó hacia 1947. En 1952 contrajo matrimonio con Walter Gruen, político austriaco en exilio. Remedios Varo murió en 1963 en la ciudad de México.

Su pintura desde su estancia en Francia radica básicamente en el campo surrealista, que se transforma en México a la vez que adopta un estilo muy personal, posiblemente influido por su trabajo en decoración industrial.

En su pintura los temas principales expresan un análisis personal de la realidad, pero responden a actitud intimismo religioso y cabalístico. Sus figuras, incluso las que aparecen monstruosas, tienen un atractivo y una delicadeza, que podrían llamarse femeninos. A pesar de su mérito su pintura fue poco conocida en España, por razones políticas, quedando al margen de las corrientes artísticas, tradicionales o de vanguardia, preferidas en la Península, como también de la corriente indigenista en México por la que ella no sintió gran interés.

Nueva pintura: Equipos y Grupos

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, coincidiendo con la apertura del régimen de Franco a la política internacional y su aceptación por la comunidad europea y norteamericana, es decir desde fines de los años 40 se fue iniciando una reacción en Europa contra el eclecticismo y estilos tradicionales aceptados todavía en España. Esta reacción se manifestó en la formación de grupos, o equipos, dedicados a la promoción de las artes modernas. Compuesto por conjunto mixto de pintores, escultores, arquitectos incluso escritores, buscando el resurgimiento de una nueva vanguardia para las artes, aunque tuvo una dirección estética indecisa o cambiante, hacían gala de una dirección política marcadamente liberal o incluso rebelde, que parecían continuar las vanguardias de principios del siglo: modernismo, dadaísmo y surrealismo.

De ellos los más importantes en España fueron Dau al Set y Club 49 en Barcelona, Grupo El Paso, Equipo Crónica en Valencia y en Santander la "Escuela de Altapolítica para fomentar el arte abstracto, labor continuada el año 1950 por el "Grupo Lais", y Equipo 57.

Dau al Set

Uno de los primeros movimientos fue el grupo Dau al Set (Dado al siete) fundado en Barcelona en 1948 por un grupo de jóvenes artistas. Las figuras más notables fueron el poeta Joan Brossa y el pintor Joan Ponç, Arnau Puig, Antonio Tàpies, Joan-Josep Tharrats, Modesto Cuixart y el escritor Juan Eduardo Cirlot.

Su intención primera fue enlazarse con el surrealismo, en el que tomaron como ejemplo a Joan Miró y de los artistas extranjeros a Paúl Klee, Wassily Kandinsky, Max Ernst, Rene Magritte y los movimientos relacionados con el dadaísmo, y el psicoanálisis.

El grupo desempeñó un papel de gran importancia en la entrada de la vanguardia y prepararon el camino al informalismo en España.

Hacia 1951, Antonio Tàpies se desliga del grupo Dau al Set e inicia una evolución individual de línea informalista abstracta que impone como valor total la materia frente a la forma basada en las investigaciones sobre la materia pictórica como medio expresivo artístico

Club 49

En el año 1949 se fundó en Barcelona el "Club 49", formado por promotores y artistas de la vanguardia artística. En los años cincuenta el Club 49 se había convertido en la institución más dinámica y activa en la promoción del arte nuevo.

A partir del año 1950 se dio también, como reacción contra la abstracción, la nueva figuración, el realismo social, una exaltación de la realidad específicamente social y de la realidad representativa.

Grupo El Paso

Poco más tarde, en 1951, se formó el Grupo El Paso, que se dio a conocer como Marinetti a principios de siglo con el futurismo con un manifiesto de su propósito de reformar y modernizar las artes. Pocos años más tarde el grupo, decidió considerar cumplida su misión y disolviéndose en 1960.

El Grupo más que en por obra conjunta tuvo interés por el reconocimiento que recibieron algunos de sus miembros, entre ellos Antonio Saura, Manolo Millares, Canogar, con el crítico Manuel Conde y más tarde el escultor canario Martín Chirino. Sin unas directrices plásticas definidas, todos acabaron aceptando el informalismo, que algunos, como Saura, ya lo practicaban antes de la formación de El Paso.

Equipo 57

Otro grupo notable es el Equipo 57. Este se formó en París en 1957 y fue activo solamente hasta 1961 disolviéndose por la diferencia de intereses artísticos y su diversidad de criterios sobre todo en los puntos que ellos criticaba. En el manifiesto pronunciado en 1957 se criticaba subjetivismo, el surrealismo y toda expresión emotiva en el arte.

Aunque el Equipo 57 no fue importante por los resultados que se le podían atribuir, sí que lo fue por los artistas que se interesaron por él. Entre los fundadores se cuentan el escultor Jorge de Oteiza, el arquitecto Juan Serrano y Agustín Ibarrola. Oteiza abandonó el grupo el mismo año de su fundación como protesta al manifiesto que consideraba ingenuo y en conflicto con su idea de la producción artística.

Equipo Crónica

Años más tarde, en 1964, se formó en Valencia el Equipo Crónica, creado por Rafael Solbes (1949-1981) y Manolo Valdés (1942), que duró hasta 1981 cuando falleció Solbes.

Su estilo aunque personal estaba unificado por su rechazo del informalismo y del expresionismo. Los temas y formas que adoptaron los hicieron los mayores exponentes del “pop-art” en España y en oposición a la estética artística buscaban una basada en un realismo social y critico, propio de las crónicas. Entre sus temas preferidos, frecuentemente usados con tonos distorsionados, son los de carácter social y figuras políticas que ridiculizaban con el absurdo de los elementos en su torno.

Juan Barjola (n. 1919) de modesta familia de labradores extremeños, está considerado como uno de los mejores representantes del expresionismo español desde los años sesenta. Importante es su serie "Escenas de guerra" (Protesta) en las que pinta con colores sucios y sin brillo la tragedia de los enfrentamientos bélicos. En otra "Perros y perras" son los perros que llenan los suburbios de las ciudades los que resaltan el abandono urbano de la sociedad moderna. Recibió en 1985 el Premio Nacional de Artes Plásticas.

El catalán Antoni Tapiès (n. 1923), escultor, pintor e ilustrador, ha continuado activo durante una ya larga carrera artística. Tras dejar el Dau al set comenzó en la corriente surrealista, “Jardín imaginario”, en 1949 para pasar a un aformalismo y finalmente derivar a un neo-formalismo.

Su importancia en la pintura europea actual queda reconocida por su reciente nombramiento como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Estocolmo. Con anterioridad ya lo había sido del Royal College de Londres y de la Academia de Berlín. Recientemente ha pintado un lienzo de gran tamaño para el "Donnelly Building" de Chicago.

Una de las mujeres que se distinguieron es Camen Laffón, (n. 1936) quien pertenece ya a una generación que no conoció la Guerra Civil y sufrió poco en la crisis económica y social de los primeros años de la posguerra.

Laffón es una artista que goza dando a sus cuadros una cualidad auténticamente femenina. Prefiere temas olvidados o menos apreciados por otros pintores, tales como la naturaleza muerta, u objetos menudos sin importancia, que ella transforma con unos tonos cálidos y pincelada, que son sus características más marcadas.

Cristóbal Toral

También notable es el andaluz Cristóbal Toral (n.40). Excelente dibujante, es conocido sobre todo por su pintura, en la que sigue la línea de nuevo realismo.

Sus numerosos cuadros abundan de interiores vacíos, o con maletas en desorden, desnudos femeninos en abandono, o víctimas del crimen o de la droga. Expresan un concepto social de soledad, que retrata lo que en la literatura se ha llamado “desamor” y critica de la vida ciudadana de entonces muy poco en consonancia con el estereotipo andaluz.

A pesar del indudable mérito de estos artistas y de su capacidad de expresar la modernidad al compás de las escuelas europeas, la pintura española de los últimos años continúa dominada por las grandes figuras, las cuales iban desapareciendo: Picasso, Dalí, Joan Miró (1984), Joan Pons, fundador del "Dau al Set" y Manuel Ángeles Ortiz, el pintor de la Generación del 27 (1984). La pintura se mantiene anclada en las direcciones apuntadas ya desde las décadas anteriores, fundamentalmente nueva figuración, y abstracción.

Poesía concreta: Caligrama

Con el nombre de “Poesía concreta” se entiende a la composición en la que se combina el texto con las figuras conseguidas por su situación en la página o por la combinación de letras. El género es conocido desde la Antigüedad, y en el arte musulmán y en Europa fueron populares desde la Edad Media, cuando se la llamó “Carmen figuratum” y como ilustración de texto o adorno de página frontal de libro hasta el siglo XIX.

En cierto sentido es una forma de larga historia en la que se combina literatura y pintura, a la que se presta de nuevo atención en la edad moderna por el uso que Guillermo Apollinaire (1880-1918) hizo de ella con el nombre de Caligrama (1918) y continuado por escritores y pintores desde mediados del siglo XX.

Aunque el género nunca se hizo popular en España hubo también algunos intentos, algunos sencillamente mediocres, otros buscando cierta novedad en su dibujo o simplemente en su concepción abstracta.

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