España durante el Renacimiento
Las consideraciones políticas y culturales sobre la España moderna han sido tradicionalmente asociadas al reinado de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando (1479-1517). A pesar de su relativamente corta duración, este periodo tuvo sin duda para España una importancia difícil de exagerar. Durante los años que éste dura, el concepto político y social evoluciona de manera definitiva, desde los varios reinos hispanos a la unidad del territorio peninsular como base primordial de la nación española. El reinado de los Reyes Católicos representó el paso decisivo desde la Edad Media a la Moderna. La unidad, aunque término de un proceso que se puede llevar hasta la Hispania de los romanos y del reino visigodo, es un paso definitivo con la integración del territorio peninsular bajo su reinado.
El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, aunque no significaba una pérdida de las estructuras de ambos reinos, ni de su personalidad política o cultural, llevó pronto a la hegemonía castellana. Con la proclamación de los nuevos reyes una gran parte del territorio peninsular quedó unificado bajo una sola autoridad real. Castilla se extendía desde Galicia y el mar Cantábrico por toda la Meseta Central hasta el Mediterráneo y el Atlántico por el sur, y Aragón, además de su territorio, comprendía Cataluña, Valencia, y las islas de Mallorca y Canarias, el reino de Nápoles y las islas de Cerdeña y Sicilia. Independientes quedaban solamente los reinos de Portugal, Navarra y el moro de Granada. Con la unificación de la mayoría de los reinos hispanos medievales, en la unión de Castilla y Aragón, como reino unido, dirigen su atención a su organización interior, política y social, con fortalecimiento de la autoridad real.
La unificación de Aragón y Castilla lleva además a una mayor preocupación por las relaciones con las naciones y regiones europeas. La política exterior de los Reyes Católicos, que reafirma la continuación de la presencia española en Nápoles, los contactos con el resto de Italia, el Imperio y en especial Flandes, hacen más frecuentes e importantes las relaciones comerciales y culturales con estas entidades políticas. Sólo hacia el Sur la presencia del reino de Granada se convierte para Castilla en necesidad de completar la Reconquista. Para ello busca la aprobación de Papa.
La unidad cultural y religiosa de los reinos peninsulares con el resto de Europa se remonta a los siglos antiguos de la romanización y fue continuada a lo largo de la Edad Media, con la intervención de los monjes franceses. En este siglo cambia tanto por el desarrollo de una sociedad de la España unida como por el significado de su proyección europea. A diferencia de la Edad Media, cuando las relaciones con Europa se basaban sobre todo en el ideal político de la universalidad de la respublica christiana, a partir del siglo XV es la unificación de Castilla y Aragón, con su peso político en ascendencia, el punto determinante de sus contactos con las demás naciones de Europa.
Los cambios políticos y económicos de la sociedad que se manifiestan en la Península, en parte influencia de la aceptación de otros semejantes en Europa, fueron una centralización del poder real con una mayor importancia de la ciudad y de la burguesía. En la Península, debido a su menor crecimiento de la clase burguesa y mercantil, es la Realeza la fuerza política que emerge como dirigente de la sociedad.
En la vida social se perciben el carácter urbano y la conciencia de la importancia de los estamentos sociales de nobleza como sus dos aspectos más importantes. El carácter urbano determina el cambio en los intereses de su ejecución, que aunque continúan siendo religiosos, incluyen también los fines y necesidades de la sociedad. La importancia de los estamentos en la sociedad lleva a buscar su expresión, no sólo en el poder, sino en su apariencia material en grado mucho más marcado que en épocas anteriores. Las ciudades se hacen centro de la sociedad y las construcciones urbanas de administración y de vivienda, palacios y casas nobles se presentan, junto a las iglesias, como las construcciones más importantes.
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