Durante los años que siguieron a la restauración de la monarquía, la vida española se caracterizó por la transformación de las estructuras políticas existentes que fueron acomodadas para su continuación en el régimen de monarquía.
Reinado de Juan Carlos I
Su reinado empezó con un período de transición en el que se fueron adaptando las leyes y creando nuevas para la transformación de un régimen autoritario al nuevo estado de monarquía parlamentaria.
Este tuvo su continuación en el gobierno centrista de Adolfo Suárez (1977-1982). En él se legalizaron los partidos y se formuló una nueva Constitución (1978). Menos fortuna se tuvo en el régimen económico en el que se dieron una fuerte inflación y un alto número de desempleo.
El Gobierno socialista de Felipe González fue elegido por una mayoría sobre una base electoral muy diversa atraida por las promesas de empleos hechas durante la campaña electoral. En política exterior por razones pragmáticas el gobierno socialista dejó de oponerse a la incorporación de España a la OTAN [NATO], conviertiéndola en base de la campaña electoral.
La admisión en 1986 cambió el panorama económico en España iniciándose una época de recuperación debida en parte a la creciente inversión de capital extranjero. Al mismo tiempo el gobierno de Felipe González sufrió un declive en el apoyo popular a causa de una serie de escándalos de corrupción que Felipe González no supo y no pudo controlar.
Las elecciones de 1996 dieron la victoria al Partido Popular abriendo paso a la formación de un gobierno conservador bajo la dirección de José María Aznar. Por haber sido una victoria mínima, Aznar sólo pudo formar gobiernos con pactos con el partido autonómica catalán, lo que le restó mucho de la efectividad. A pesar de ello, su gobierno pudo señalar grandes mejoras económicas y disminución del desempleo. Aunque en el campo político la presión de las regiones por obtener una mayor autonomía y las actividades terroristas de ETA impidieron una normalización absoluta.
Al aproximarse las nuevas elecciones a celebrar en marzo de 2000, y ante las predicciones negativas de las encuestas, el PSOE intentó reanudar la tradicional alianza con la Izquierda Unida. El nuevo milenio se abrió con una victoria resonante para el Partido Popular, que por primera vez pudo formar gobierno con mayoría absoluta.
Régimen de Autonomías
España está configurada por 17 comunidades autonómicas de extensión y poder económico muy diversas. El hecho de que todas son consideradas iguales ante la Constitución inició una campaña por parte de las llamadas autonomías históricas, en la que Cataluña y el País Vasco fueron las más vocales.
Cataluña
La autonomía de Cataluña fue la primera en ser reconocida. Su aprobación, sin embargo, demostró que el catalanismo histórico y la realidad social catalana de aquellos años podían entrar en conflicto. Ante la posibilidad de que los inmigrantes de otras regiones, especialmente del sur peninsular, pudieran dominar con una idelología extraña a la tradicional, excitó durante años vehementes discusiones sobre la definición del catalanismo y su aplicación a la vida política, llegándose a discutir diferente valor en los votos concedidos a ambos grupos.
El País Vasco
El gobierno autonómico del País Vasco ha estado ensombrecido por las actividades terroristas de ETA. Sus actividades iniciadas bajo el régimen de Franco ha continuado hasta el presente extendiendo sus ataques a toda España. Aunque representan una minoría, con una ideología política radical, su actuación ha podido mantenerse a lo largo de los años. Una organización secreta (GAL) al margen de la legalidad causó grandes bajas en los mandos de ETA, pero el descubrimiento de su conexión con el Gobierno socialista fue una de las causas que contribuyeron a su caída. Ante la debilidad de los grupos radicales en las últimas elecciones, también el en País Vasco se ha echado la culpa a los "inmigrantes" y se ha expresado la idea de que no debieran recibir el mismo voto que los auténticos "vascos". Pero es una idea que por no reconocer la situación social y étnica del País Vasco no puede convencer a la mayoría de la población.
Imperialismo regionalista
Uno de los problemas que se manifestaron ya antes de la proclamación de la Constitución, ha recibido el nombre de imperialismo reginonalista. Ya que los que lo practican o no se conforman con las fronteras reconocidas a sus regiones, o buscan una revitalización del concepto nacionalista usando del poder del gobierno autonómico.
El País Vasco
En el sentido geográfico, el País Vasco reclama autoridad sobre Navarra y una pequeña región al norte de Castilla la Vieja. La inclusión de Navarra en mapas de la Web ha dado lugar a graves disensiones entre las dos Autonomías. En el sentido lingüístico, a pesar de que la igualdad de lenguas está garantizada por la Constitución, oposición al castellano y la discriminación contra los castellanos parlantes, aunque ilegal, es frecuente.
Cataluña
El territorio reclamado por Cataluña es el de la Comunidad Valenciana, insistiendo en el concepto de una Gran Cataluña, que también es incluida como parte de Cataluña en los mapas de esta ideología. En el aspecto lingüístico, además de la imposición de la lengua catalana a los castellano parlantes de toda la región, se da su extensión a la región valenciana. Con el argumento de que el valenciano es tan sólo una forma derivada del catalán se ha pretendido una política de lengua para imponer su catalanización en la zona valenciana. Esta política llevada con toda agresividad ha llevado con frecuencia a manifestaciones masivas en su contra y contra el imperialismo catalán.
Otras regiones
También en otras regiones autónomas se percibe el mismo fenómeno, sobre todo en Andalucía, que ya en 1987 se proclamaba el deseo de proteger las hablas andaluzas "frente al modo norteño" del habla castellana.
Retorno a las ideologías
Durante unos años, tras el cambio de régimen, los comentaristas políticos hablaban de la posiblilidad de que se pudiese regresar a un régimen autoritario semejante al anterior. El fallido golpe de Estado iniciado por Tejero con la aquiescencia de otros mandos del Ejército fue ya prueba de lo contrario y de que ni el ejército ni otros grupos pod&ían contar con el apoyo necesario. En realidad la situación de España demostraba más bien un recrudecimiento de las ideologías de izquierdas con su oposición al Gobieno socialista de González y las acusaciones del progresivo aburguesamiento del partido. Pero como han demostrado las últimas elecciones, aun este retorno a las ideologías de izquierda tienen hoy menos fuerza que hace diez años.
La vida económica y social
En términos generales se puede afirmar que el fin del régimen de Franco y la instauración de un sistema político democrático no ha influido grandemente en la vida social de los españoles, aunque sí, como en la vida política, ha acelerado una liberalización iniciada ya durante los últimos años del régimen. España, en los años de la transición, sufrió una crisis económica de índole semejante a la que han experimentado otros países, aunque por su duración y el número de la población que afectó se demostró mucho más grave. A consecuencia de la crisis internacional del petróleo (1973), más grave en España por su mayor dependencia de la producción extranjera, se dio una larga época en la que la inflación unida a una recesión económica confrontó a la nación con la realidad de que sólo unas medidas de austeridad económica podrían salvar el bienestar relativo conseguido por los españoles. Las medidas tomadas ya por el gobierno socialista no dieron todos los resultados esperados. Si bien redujeron la inflación, causaron al mismo tiempo un paro obrero y una recesión industrial, casi tan graves como la inflación que pretendía eliminar. En los últimos diez años la situación ha ido cambiando hasta el punto de presentar hoy una visión de progreso y estabilidad sin igual.
La vida social, aunque mantiene muchos de sus aspectos tradicionales, su acercamiento a las normas y costumbres de Europa se ha acelerado, de manera que también en España se sufren las mismas enfermedades sociales que en otros países.
La mujer
La mujer es el segmento de la sociedad que más ha experimentado los cambios políticos y sociales de los últimos años. A causa de la supervaluación de valores tradicionales y conservadores, predicados por la tradición católica y que el régimen de Franco aceptaba, la mujer española continuó siendo juzgada, hasta muy avanzado el siglo, según los ideales de familia, esposa o madre. También en su incorporación a las funciones laborales, estaba generalmente dictaba por la necesidad económica y su función quedaba restringida a labores de subordinación y de servicio.
Incluso hoy no se puede hablar de igualdad completa en la vida real, y también en España, como en otros países, no es fácil todavía para la mujer el avance profesional a niveles directivos, y de ella se espera una contribución mayor de la que se espera de un hombre en la misma posición. Pero su aparición en la vida pública no es extraño y es cada vez más frecuente verlas ocupando cargos de responsabilidad en la dirección de empresas como dirigiendo instituciones de cultura, incluso importantes cargos políticos.
La vida religiosa
En pocos aspectos de la vida española se ha percibido los deseos de una liberalización de la vida y la falta de interés por las ideologías con mayor claridad que en la vida religiosa del pueblo. Por primera vez en la historia de España como nación, la religión católica ha dejado de ser para la mayoría de los españoles esencial al sentimiento nacional. No sólo se acepta la libertad religiosa del individuo y la separación del Estado y de la Iglesia sino que otras confesiones religiosas son consideradas compatibles con el catolicismo.
La vida cultural
Una de las características más notables de la vida intelectual y artística de los últimos años es la conciencia cada vez más clara en artistas y críticos, de que la transformación política que siguió a la desaparición del régimen de Franco no iba acompañada de cambios radicales en la vida cultural de la nación. Ni todas las figuras más importantes de las décadas anteriores perdieron su prestigio, ni los movimientos por ellos iniciados su vigencia. Las libertades políticas de que goza la población, y la libertad social que acompaña a aquellas, no han dado como resultado un gran cambio ni en la temática, ni en las actitudes de los artistas, ni siquiera en el gusto del pueblo.
El libro y la lectura
En cierto sentido se puede hablar hoy en España de una crisis de la literatura. Se trata de una crisis que no se debe tanto a la falta de calidad de escritos y escritores sino a la falta y calidad de lectores y que no se manifiesta tanto en una disminución de títulos publicados o en cifras de edición, como en la mayor inclinación de los editores a concentrarse en temas de venta segura, y de producción de coste reducido.
En España, como en otros países también, la novela tiene que competir en el campo público, no sólo con la literatura popular, subliteratura, hasta los "comics" sino, sobre todo, con la industria audio-visual, radio, cine y televisión.
Novela, poesía, teatro
Desde el punto de vista literario, no se puede hablar de una ruptura, de temática o técnica, en la novela a partir de 1975, sino de una transformación evolutiva de gustos y preferencias de autores, críticos y público, que ya era de notar en los años precedentes, sólo acelerada tras la desaparición de la censura.
En la poesía actual, a pesar de la libertad de expresión, tampoco se percibe ni un renacer notable ni una transformación profunda tal como, quizá se hubiera esperado.
Se habla de una crisis del teatro español de hoy, pero la palabra toma una complejidad notable, pues señala unos aspectos económicos, otros del interés del público, otros, al fin, de la transformación de teatro escrito en estos últimos años. Pues al estar escrito en muchos casos en oposición y como denuncia del autoritarismo, ha perdido su validez, sin ser capaz de despertar el interés de un público cada vez más interesado por el cine y la televisión.
Cine español en la actualidad
El cine se enfrenta en España, al igual que en los demás países occidentales, con la concurrencia de la televisión, aumentada todavía más en los últimos años con la popularidad de los videocasettes. Por ello y a pesar de su mayor calidad, a medida que el uso de la televisión se populariza y aumenta la variedad de su programación, la asistencia a las salas de cine decae.
Pero, desde el punto de vista de espectáculo público, la asistencia a los cines es todavía una de las costumbres españolas. Por otra parte, el cine español tiene que competir con las producciones extranjeras, que por su número y calidad siguen atrayendo a la mayoría del público.
A pesar de ello la cinematografía española demuestra hoy una gran calidad en nuevos directores y otros que habían comenzado ya su trabajo bajo el régimen de Franco.
Arquitectura y pintura
Desde la década de los años setenta, la arquitectura española demuestra una línea difusa de posmodernidad con tendencias, en unos eclécticas moderadas; en otros neomodernas o clasicistas, y, por lo general, con las seguidas en los otros países europeos y americanos. Es de notar también la creciente participación de arquitectos españoles con sus obras en otros países.
La pintura de los artistas actuales, a pesar de su deseo, frecuentemente expresado, de demostrar su independencia de las escuelas pasadas se mantiene dentro de líneas en las que la influencia de las generaciones anteriores, tradicionales y de vanguardia, son claras. Sus interpretaciones son tan marcadamente personales, que no permiten poder identificarlas sólo como pertenecientes a otras escuelas. Es nota característica el intento consciente de correspondencia con las tendencias europeas de última hora, aun a riesgo de perder el carácter nacional.
Cultura popular y cultura de masas
Lo que con frecuencia se denomina cultura popular se refiere con frecuencia a la aceptación de elementos culturales por la "masa", posiblemente la mayoría de la población, sin que éstos sean realmente populares, pues ni nacen del "pueblo" ni son aceptados por él. Este fenómeno incluye la diferenciación que se da en lecturas, espectáculos, bailes y música de cultura popular y la de masas. Esta última puede estar dividida además por número solamente o también por edad, en cuyo caso se debiera hablar más bien de cultura de masa o generacional, que de popular. En todo ello España ha seguido ya desde los años 60 la misma pauta que los demás países europeos, aunque el ritmo se ha ido acelerando hasta el presente.
En los grandes grupos urbanos de España la movilidad de la población, sea por migración permanente o simplemente de manera transitoria, hace que la tradicional diferencia entre ciudad y pueblo haya perdido mucho de su carácter, en especial en los pueblos situados a una distancia accesible a una gran ciudad. Madrid y Barcelona son ejemplos típicos de atracción de los pueblos periféricos.
En ciertas zonas de España la migración temporal de visitantes y turistas veraniegos o nuevos residentes es causa de introducción de costumbres ciudadanas nacionales, o internacionales, con detrimento de las costumbres de tradición local. En ellas domina hoy una cultura que no es popular, y en muchos aspectos ni española, sino de masas y generacional.
En directa relación con estos cambios, se ha desarrollado también en España una gran cultura de masa y también generacional, tan cambiante en sus formas e internacional en sus ídolos como en otras partes. Una vista a las carteleras de anuncios apenas dejan la impresión de estar en España. Estos espectáculos o incluyen artistas famosos en el mundo en esos momentos, u otros que siendo españoles siguen en sus obras temas, estilos, incluso la lengua extranjera, predominantemente la inglesa.
Se podría todavía considerar como auténtica cultura popular todas aquellas manifestaciones y acciones que naciendo en las clases modestas del pueblo o ciudades menores resisten a los cambios que imponen la moda. Suelen éstas tener funciones sociales determinadas para las cuales han sido creadas, en su mayoría resistiendo la comercialización como su fin primordial. Por ello permanece con una cierta rigidez, entre solemne y anticuada. A ésta se ha denominado con frecuencia cultura folklórica.
A pesar de estos cambios España es un país donde la cultura auténticamente popular se preserva con una gran riqueza y variedad. No hay región en la que no se celebren fiestas típicas, expresión de costumbres tradicionales, algunas muy antiguas. Muchas de éstas fiestas, auténticamente populares y españolas, van quedando reducidas a zonas más aisladas o son mantenidas sencillamente por generaciones de mayores.
En algunos otros casos, costumbres y fiestas populares han mantenido su actualidad, incluso acrecentado su popularidad, aunque su éxito va acompañado de una comercialización en forma y contenido que ya no es parte de la tradición popular, pero se mantienen con gran favor del pueblo. Ejemplo de éstas son las Fallas de San José en Valencia y la Semana Santa en Sevilla. Durante los años que siguieron a la restauración de la monarquía, la vida española se caracterizó por la transformación de las estructuras políticas existentes que fueron acomodadas para su continuación en el régimen de monarquía.
Reinado de Juan Carlos I
Su reinado empezó con un período de transición en el que se fueron adaptando las leyes y creando nuevas para la transformación de un régimen autoritario al nuevo estado de monarquía parlamentaria.
Este tuvo su continuación en el gobierno centrista de Adolfo Suárez (1977-1982). En él se legalizaron los partidos y se formuló una nueva Constitución (1978). Menos fortuna se tuvo en el régimen económico en el que se dieron una fuerte inflación y un alto número de desempleo.
El Gobierno socialista de Felipe González fue elegido por una mayoría sobre una base electoral muy diversa atraida por las promesas de empleos hechas durante la campaña electoral. En política exterior por razones pragmáticas el gobierno socialista dejó de oponerse a la incorporación de España a la OTAN [NATO], conviertiéndola en base de la campaña electoral.
La admisión en 1986 cambió el panorama económico en España iniciándose una época de recuperación debida en parte a la creciente inversión de capital extranjero. Al mismo tiempo el gobierno de Felipe González sufrió un declive en el apoyo popular a causa de una serie de escándalos de corrupción que Felipe González no supo y no pudo controlar.
Las elecciones de 1996 dieron la victoria al Partido Popular abriendo paso a la formación de un gobierno conservador bajo la dirección de José María Aznar. Por haber sido una victoria mínima, Aznar sólo pudo formar gobiernos con pactos con el partido autonómica catalán, lo que le restó mucho de la efectividad. A pesar de ello, su gobierno pudo señalar grandes mejoras económicas y disminución del desempleo. Aunque en el campo político la presión de las regiones por obtener una mayor autonomía y las actividades terroristas de ETA impidieron una normalización absoluta.
Al aproximarse las nuevas elecciones a celebrar en marzo de 2000, y ante las predicciones negativas de las encuestas, el PSOE intentó reanudar la tradicional alianza con la Izquierda Unida. El nuevo milenio se abrió con una victoria resonante para el Partido Popular, que por primera vez pudo formar gobierno con mayoría absoluta.
Régimen de Autonomías
España está configurada por 17 comunidades autonómicas de extensión y poder económico muy diversas. El hecho de que todas son consideradas iguales ante la Constitución inició una campaña por parte de las llamadas autonomías históricas, en la que Cataluña y el País Vasco fueron las más vocales.
Cataluña
La autonomía de Cataluña fue la primera en ser reconocida. Su aprobación, sin embargo, demostró que el catalanismo histórico y la realidad social catalana de aquellos años podían entrar en conflicto. Ante la posibilidad de que los inmigrantes de otras regiones, especialmente del sur peninsular, pudieran dominar con una idelología extraña a la tradicional, excitó durante años vehementes discusiones sobre la definición del catalanismo y su aplicación a la vida política, llegándose a discutir diferente valor en los votos concedidos a ambos grupos.
El País Vasco
El gobierno autonómico del País Vasco ha estado ensombrecido por las actividades terroristas de ETA. Sus actividades iniciadas bajo el régimen de Franco ha continuado hasta el presente extendiendo sus ataques a toda Espa–a. Aunque representan una minoría, con una ideología política radical, su actuación ha podido mantenerse a lo largo de los años. Una organización secreta (GAL) al margen de la legalidad causó grandes bajas en los mandos de ETA, pero el descubrimiento de su conexión con el Gobierno socialista fue una de las causas que contribuyeron a su caída. Ante la debilidad de los grupos radicales en las últimas elecciones, también el en País Vasco se ha echado la culpa a los "inmigrantes" y se ha expresado la idea de que no debieran recibir el mismo voto que los auténticos "vascos". Pero es una idea que por no reconocer la situación social y étnica del País Vasco no puede convencer a la mayoría de la población.
Imperialismo regionalista
Uno de los problemas que se manifestaron ya antes de la proclamación de la Constitución, ha recibido el nombre de imperialismo reginonalista. Ya que los que lo practican o no se conforman con las fronteras reconocidas a sus regiones, o buscan una revitalización del concepto nacionalista usando del poder del gobierno autonómico.
El País Vasco
En el sentido geográfico, el País Vasco reclama autoridad sobre Navarra y una pequeña región al norte de Castilla la Vieja. La inclusión de Navarra en mapas de la Web ha dado lugar a graves disensiones entre las dos Autonomías. En el sentido lingüístico, a pesar de que la igualdad de lenguas está garantizada por la Constitución, oposición al castellano y la discriminación contra los castellanos parlantes, aunque ilegal, es frecuente.
Cataluña
El territorio reclamado por Cataluña es el de la Comunidad Valenciana, insistiendo en el concepto de una Gran Cataluña, que también es incluida como parte de Cataluña en los mapas de esta ideología. En el aspecto lingüístico, además de la imposición de la lengua catalana a los castellano parlantes de toda la región, se da su extensión a la región valenciana. Con el argumento de que el valenciano es tan sólo una forma derivada del catalán se ha pretendido una política de lengua para imponer su catalanización en la zona valenciana. Esta política llevada con toda agresividad ha llevado con frecuencia a manifestaciones masivas en su contra y contra el imperialismo catalán.
Otras regiones
También en otras regiones autónomas se percibe el mismo fenómeno, sobre todo en Andalucía, que ya en 1987 se proclamaba el deseo de proteger las hablas andaluzas "frente al modo norteño" del habla castellana.
Retorno a las ideologías
Durante unos años, tras el cambio de régimen, los comentaristas políticos hablaban de la posiblilidad de que se pudiese regresar a un régimen autoritario semejante al anterior. El fallido golpe de Estado iniciado por Tejero con la aquiescencia de otros mandos del Ejército fue ya prueba de lo contrario y de que ni el ejército ni otros grupos pod&ían contar con el apoyo necesario. En realidad la situación de España demostraba más bien un recrudecimiento de las ideologías de izquierdas con su oposición al Gobieno socialista de González y las acusaciones del progresivo aburguesamiento del partido. Pero como han demostrado las últimas elecciones, aun este retorno a las ideologías de izquierda tienen hoy menos fuerza que hace diez años.
La vida económica y social
En términos generales se puede afirmar que el fin del régimen de Franco y la instauración de un sistema político democrático no ha influido grandemente en la vida social de los españoles, aunque sí, como en la vida política, ha acelerado una liberalización iniciada ya durante los últimos años del régimen. España, en los años de la transición, sufrió una crisis económica de índole semejante a la que han experimentado otros países, aunque por su duración y el número de la población que afectó se demostró mucho más grave. A consecuencia de la crisis internacional del petróleo (1973), más grave en España por su mayor dependencia de la producción extranjera, se dio una larga época en la que la inflación unida a una recesión económica confrontó a la nación con la realidad de que sólo unas medidas de austeridad económica podrían salvar el bienestar relativo conseguido por los españoles. Las medidas tomadas ya por el gobierno socialista no dieron todos los resultados esperados. Si bien redujeron la inflación, causaron al mismo tiempo un paro obrero y una recesión industrial, casi tan graves como la inflación que pretendía eliminar. En los últimos diez años la situación ha ido cambiando hasta el punto de presentar hoy una visión de progreso y estabilidad sin igual.
La vida social, aunque mantiene muchos de sus aspectos tradicionales, su acercamiento a las normas y costumbres de Europa se ha acelerado, de manera que también en España se sufren las mismas enfermedades sociales que en otros países.
La mujer
La mujer es el segmento de la sociedad que más ha experimentado los cambios políticos y sociales de los últimos años. A causa de la supervaluación de valores tradicionales y conservadores, predicados por la tradición católica y que el régimen de Franco aceptaba, la mujer española continuó siendo juzgada, hasta muy avanzado el siglo, según los ideales de familia, esposa o madre. También en su incorporación a las funciones laborales, estaba generalmente dictaba por la necesidad económica y su función quedaba restringida a labores de subordinación y de servicio.
Incluso hoy no se puede hablar de igualdad completa en la vida real, y también en España, como en otros países, no es fácil todavía para la mujer el avance profesional a niveles directivos, y de ella se espera una contribución mayor de la que se espera de un hombre en la misma posición. Pero su aparición en la vida pública no es extraño y es cada vez más frecuente verlas ocupando cargos de responsabilidad en la dirección de empresas como dirigiendo instituciones de cultura, incluso importantes cargos políticos.
La vida religiosa
En pocos aspectos de la vida española se ha percibido los deseos de una liberalización de la vida y la falta de interés por las ideologías con mayor claridad que en la vida religiosa del pueblo. Por primera vez en la historia de España como nación, la religión católica ha dejado de ser para la mayoría de los españoles esencial al sentimiento nacional. No sólo se acepta la libertad religiosa del individuo y la separación del Estado y de la Iglesia sino que otras confesiones religiosas son consideradas compatibles con el catolicismo.
La vida cultural
Una de las características más notables de la vida intelectual y artística de los últimos años es la conciencia cada vez más clara en artistas y críticos, de que la transformación política que siguió a la desaparición del régimen de Franco no iba acompañada de cambios radicales en la vida cultural de la nación. Ni todas las figuras más importantes de las décadas anteriores perdieron su prestigio, ni los movimientos por ellos iniciados su vigencia. Las libertades políticas de que goza la población, y la libertad social que acompaña a aquellas, no han dado como resultado un gran cambio ni en la temática, ni en las actitudes de los artistas, ni siquiera en el gusto del pueblo.
El libro y la lectura
En cierto sentido se puede hablar hoy en España de una crisis de la literatura. Se trata de una crisis que no se debe tanto a la falta de calidad de escritos y escritores sino a la falta y calidad de lectores y que no se manifiesta tanto en una disminución de títulos publicados o en cifras de edición, como en la mayor inclinación de los editores a concentrarse en temas de venta segura, y de producción de coste reducido.
En España, como en otros países también, la novela tiene que competir en el campo público, no sólo con la literatura popular, subliteratura, hasta los "comics" sino, sobre todo, con la industria audio-visual, radio, cine y televisión.
Novela, poesía, teatro
Desde el punto de vista literario, no se puede hablar de una ruptura, de temática o técnica, en la novela a partir de 1975, sino de una transformación evolutiva de gustos y preferencias de autores, críticos y público, que ya era de notar en los años precedentes, sólo acelerada tras la desaparición de la censura.
En la poesía actual, a pesar de la libertad de expresión, tampoco se percibe ni un renacer notable ni una transformación profunda tal como, quizá se hubiera esperado.
Se habla de una crisis del teatro español de hoy, pero la palabra toma una complejidad notable, pues señala unos aspectos económicos, otros del interés del público, otros, al fin, de la transformación de teatro escrito en estos últimos años. Pues al estar escrito en muchos casos en oposición y como denuncia del autoritarismo, ha perdido su validez, sin ser capaz de despertar el interés de un público cada vez más interesado por el cine y la televisión.
Cine español en la actualidad
El cine se enfrenta en España, al igual que en los demás países occidentales, con la concurrencia de la televisión, aumentada todavía más en los últimos años con la popularidad de los videocasettes. Por ello y a pesar de su mayor calidad, a medida que el uso de la televisión se populariza y aumenta la variedad de su programación, la asistencia a las salas de cine decae.
Pero, desde el punto de vista de espectáculo público, la asistencia a los cines es todavía una de las costumbres españolas. Por otra parte, el cine español tiene que competir con las producciones extranjeras, que por su número y calidad siguen atrayendo a la mayoría del público.
A pesar de ello la cinematografía española demuestra hoy una gran calidad en nuevos directores y otros que habían comenzado ya su trabajo bajo el régimen de Franco.
Arquitectura y pintura
Desde la década de los años setenta, la arquitectura española demuestra una línea difusa de posmodernidad con tendencias, en unos eclécticas moderadas; en otros neomodernas o clasicistas, y, por lo general, con las seguidas en los otros países europeos y americanos. Es de notar también la creciente participación de arquitectos españoles con sus obras en otros países.
La pintura de los artistas actuales, a pesar de su deseo, frecuentemente expresado, de demostrar su independencia de las escuelas pasadas se mantiene dentro de líneas en las que la influencia de las generaciones anteriores, tradicionales y de vanguardia, son claras. Sus interpretaciones son tan marcadamente personales, que no permiten poder identificarlas sólo como pertenecientes a otras escuelas. Es nota característica el intento consciente de correspondencia con las tendencias europeas de última hora, aun a riesgo de perder el carácter nacional.
Cultura popular y cultura de masas
Lo que con frecuencia se denomina cultura popular se refiere con frecuencia a la aceptación de elementos culturales por la "masa", posiblemente la mayoría de la población, sin que éstos sean realmente populares, pues ni nacen del "pueblo" ni son aceptados por él. Este fenómeno incluye la diferenciación que se da en lecturas, espectáculos, bailes y música de cultura popular y la de masas. Esta última puede estar dividida además por número solamente o también por edad, en cuyo caso se debiera hablar más bien de cultura de masa o generacional, que de popular. En todo ello España ha seguido ya desde los años 60 la misma pauta que los demás países europeos, aunque el ritmo se ha ido acelerando hasta el presente.
En los grandes grupos urbanos de España la movilidad de la población, sea por migración permanente o simplemente de manera transitoria, hace que la tradicional diferencia entre ciudad y pueblo haya perdido mucho de su carácter, en especial en los pueblos situados a una distancia accesible a una gran ciudad. Madrid y Barcelona son ejemplos típicos de atracción de los pueblos periféricos.
En ciertas zonas de España la migración temporal de visitantes y turistas veraniegos o nuevos residentes es causa de introducción de costumbres ciudadanas nacionales, o internacionales, con detrimento de las costumbres de tradición local. En ellas domina hoy una cultura que no es popular, y en muchos aspectos ni española, sino de masas y generacional.
En directa relación con estos cambios, se ha desarrollado también en España una gran cultura de masa y también generacional, tan cambiante en sus formas e internacional en sus ídolos como en otras partes. Una vista a las carteleras de anuncios apenas dejan la impresión de estar en España. Estos espectáculos o incluyen artistas famosos en el mundo en esos momentos, u otros que siendo españoles siguen en sus obras temas, estilos, incluso la lengua extranjera, predominantemente la inglesa.
Se podría todavía considerar como auténtica cultura popular todas aquellas manifestaciones y acciones que naciendo en las clases modestas del pueblo o ciudades menores resisten a los cambios que imponen la moda. Suelen éstas tener funciones sociales determinadas para las cuales han sido creadas, en su mayoría resistiendo la comercialización como su fin primordial. Por ello permanece con una cierta rigidez, entre solemne y anticuada. A ésta se ha denominado con frecuencia cultura folklórica.
A pesar de estos cambios España es un país donde la cultura auténticamente popular se preserva con una gran riqueza y variedad. No hay región en la que no se celebren fiestas típicas, expresión de costumbres tradicionales, algunas muy antiguas. Muchas de éstas fiestas, auténticamente populares y españolas, van quedando reducidas a zonas más aisladas o son mantenidas sencillamente por generaciones de mayores.
En algunos otros casos, costumbres y fiestas populares han mantenido su actualidad, incluso acrecentado su popularidad, aunque su éxito va acompañado de una comercialización en forma y contenido que ya no es parte de la tradición popular, pero se mantienen con gran favor del pueblo. Ejemplo de éstas son las Fallas de San José en Valencia y la Semana Santa en Sevilla.