Europa durante el siglo XIX
La historia europea de los últimos dos siglos gira alrededor de la Revolución francesa, de carácter burgués, ocurrida a finales del siglo XVIII y la de las masas obreras, tras la Primera Guerra Mundial. Ambos acontecimientos afectaron como ningún otro el desarrollo de la sociedad europea durante este tiempo. En Europa el paso del siglo XVIII al XIX tuvo lugar bajo el signo de Francia y en ésta bajo el de Napoleón Bonaparte, quien con el golpe de estado de 1799, había dado fin al Directorio revolucionario, creando en su lugar un Consulado. Este aprobado por referendum popular el mismo año, concedió poder absoluto a Napoleón, nombrado así Primer Cónsul de Francia.
España durante el siglo XIX
A lo largo del siglo XIX, también las instituciones nacionales de España sufrieron una crisis profunda. La Revolución francesa, la invasión napoleónica y la Guerra de Independencia, si bien tendieron en un principio a unir los múltiples grupos políticos y sociales, con la exaltación del sentimiento patriótico, dejaron como herencia las semillas de una división más profunda todavía que la que ya se percibía durante el siglo anterior.
Guerra de la Independencia
La invasión francesa había comenzado con el envío de tropas francesas a España bajo el pretexto de preparar una campaña contra Portugal, aliada de Inglaterra. Se completó al entrevistarse el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII en Bayona (Francia) con Napoleón y obligarles éste a renunciar al trono español en favor de su hermano José Bonaparte (1808).
Las Cortes de Cádiz
Durante la Guerra de la Independencia la necesidad de llenar el vacío dejado por la ausencia del Rey detenido por Napoleón da ocasión a la convocatoria de las Cortes en Cádiz. En ellas se manifiesta un sentido democrático en el que se percibe, a pesar de la guerra, la influencia de la ideología francesa.
Fernando VII (1808-1833)
Al terminar la guerra de la Independencia con la retirada de las tropas francesas del territorio español regresó el monarca FernandoVII, quien inicia su reinado con un período absolutista de rechace de la Constitución y de las normas establecidas en ella. Ello sirve para enajenar a muchos de sus partidarios que buscaban un acercamiento a una monarquía constitucional. La presión de las fuerzas liberales obliga al monarca a iniciar una política más liberal. Esta enajena a su vez a los poderes europeos todavía atemorizados por los excesos de la Revolución Francesa. Estos inician una política de intervención armada que llega a España y obliga a un regreso a la política absolutista. El período reaccionario que se inicia, por su dureza llamado la década ominosa, obliga a muchos ciudadanos ilustrados y liberales a buscar refugio en Francia.
Para la historia de España el reinado de Fernando VII queda marcado por el proceso independentista en la América española. Iniciado durante la guerra de Independencia, con frecuencia como protesta contra el gobierno impuesto por Francia en la Península y los territorios americanos, se extiende hasta convertirse en guerra civil y terminar como movimiento de bélica prosecución de la Independencia.
Isabel II (1833-1868)
A la muerte del rey Fernando VII deja solo como descendencia una hija, Isabel. Para asegurar su ascenso al trono el Rey anuló la ley sálica en que se desconocían los derechos de mujeres al trono. Esta medida causó la rebelión de los partidarios de Carlos, hermano de rey, que hubiera sido el heredero. Estos se alzaron en el norte y levante de la Península contra la disposición real y luego contra la reina Isabel en una serie de largas luchas que duran hasta comienzos del siglo XX, y reciben el nombre de Guerras Carlistas.
Revolución de 1868
El reinado de Isabel se distingue por una debilitación del gobierno y de la monarquía como sistema. Ello lleva a la Revolución de 1868, o Gloriosa Revolución con la deposición de la reina, que deja el reino bajo la dirección del general Serrano (1868-1870).
Las fuerzas conservadoras y monárquicas que habían participado en la deposición de la Reina, maniobraron de manera que se buscó un nuevo rey. La elección, muy reñida y opuesta por varias tendencias sociales, recayó sobre el italiano Amadeo de Saboya (1870-1873). Aunque mostró gran comprensión, su falta de energía personal y de base política en la nación, fue incapaz de regir, abdicando a los tres años de reinado.
La Primera República (1873-1874)
La abdicación del Rey deja a la nación en un vacío político que lleva a experimentar con un sistema republicano semejante al francés. Pero el descontento popular, la presión socialista, la división entre carlistas isabelinos y monárquicos hace imposible el desarrollo de una nueva política republicana. La desintegración que amenaza, el cantonalismo y la guerra civil a que lleva, hace que el presidente de la república tenga que actuar con decretos extraordinarios que privan de la libertad de derechos que se había prometido.
La Restauración de la monarquía Alfonso XII (1875-1885)
La restauración de la monarquía se hace en la persona de Alfonso XII (1875-1885) hijo de Isabel II. Hombre de nobles intenciones y gran atractivo para el pueblo no tuvo tiempo para desarrollar un programa efectivo. De naturaleza física débil, murió a causa de la tuberculosis en 1885.
La Regencia (1885-1902)
A la muerte del Rey el reino quedó bajo la autoridad de la reina madre como regenta, quien buscó ayuda en los políticos más prominentes en espera de la mayoría de su hijo, sucesor al trono Alfonso XIII.
La sociedad europea durante el siglo XIX
La sociedad europea demuestra a lo largo del siglo una fuerte evolución hacia la industrialización, en la que la Revolución Industrial que se percibía ya desde el siglo anterior llega a su grado más alto.
La burguesía
La clase más acomodada y ejerciente de profesiones libres, la burguesía, fue desde un principio la más beneficida por los adelantos y ventajas de la industrialización. Su poder adquisitivo se pronuncia y su peso en la economía se traduce en poder político. Por ello se llama al siglo el siglo de la burguesía.
Proletariado
A la vez, como consecuencia de la industrialización se crea una nueva clase de trabajadores dependientes del salario de su trabajo para su subsistencia. El proletario que cada vez en mayores números acude a las fábricas que rodean a las ciudades en busca de trabajo. Formándose así un cinturón de hierro, que muy pronto ejercería también su peso político como tercer brazo de la sociedad.
La sociedad española durante el siglo XIX
La sociedad española demuestra en términos generales la misma evolución que el resto de Europa, tan sólo con la menor osadía en los cambios debido a su sentimiento cristiano más tradicional y menor desarrollo industrial. La burguesía señala también su predominio en la sociedad. El desarrollo industrial al ser menor y de más lento desarrollo, demuestra que los conflictos sociales se deben con frecuencia al menor desarrollo que al excesivo. La legislación social sigue lentamente la europea y sobre todo el obrero se va sintiendo marginado por falta de posibilidades económicas y legislación que le proteja.
Ya durante el reinado de Carlos III en el siglo XVIII se había intentado el experimento de la desamortización, es decir la reclamación por el Estado de tierras no cultivadas y su repartimiento entre los campesinos. Esta medida que atañía sobre todo a la Iglesia, aunque de buena intención fue desastrosa para los mismos que intentaba favorecer, porque éstos sin sistema de ayuda quedaron al margen de su beneficio, que solo alcanzó a los que poseían los medios para obtenerlos.
El socialismo que se había extendido ya por los países industrializados de Europa, llega también a España y, ya hacia 1875, comienza a hacer manifestación de actividades públicas.