Recibe el nombre de Edad Media la época histórica generalmente definida como comprendiendo entre el siglo V y el XV. Aunque se refiere a ella como un período de poca importancia, la tuvo pues fue un período fundamental en la formación de Europa.
En España toma unas caraterísticas especiales que se deben a los acontecimientos políticos y culturales que tuvieron lugar en la Península durante ese tiempo. El Imperio Romano que había constituido el orden social de la Europa unificada durante ya más de quinientos años sufrió una desmembración bajo la presión de los llamados pueblos bárbaros. Estos tras cruzar las fronteras del Imperio se establecieron en varias provincias, aunque por lo general aceptaron la cultura romana.
En la Península, además de esta invasión se dió tres siglos más tarde, la de los árabes. Estos impusieron en la Península por siglos una lengua distinta, el árabe, y otra religión, el Islam, produciendo para la Península un rompimiento con la tradición europea, latina y cristiana, que duraría varios siglos.
I.-- Los visigodos
La presión ejercida por pueblos residentes al margen del Imperio romano, los bárbaros, fueron causa de la desmembración del Imperio Romano de Occidente y al asentarse en sus fronteras dieron lugar a nuevas entidades políticas.
Los pueblos que irrumpieron sobre las fronteras de Hispania se establecieron en varias partes de la Península, siendo los más importantes para la historia peninsular los suevos, que se asentaron en la parte noroeste, los vándalos que lo hicieron en el sur y los visigodos que se extendieron sobre el este y centro de la Península. Tras la expulsión de los vándalos bajo el empuje de los visigodos, son éstos los que quedan como los principales señores de la antigua Hispania.
Hispania visigoda
La ocupación de la Península por los visigodos, a su llegada como aliados de Roma y ya en parte romanizados, no representó un rompimiento con las tradiciones políticas y sociales romanas, sino más bien su continuación. Con relación al Imperio y las otras provincias ocupadas por los bárbaros, los visigodos ofrecen el concepto político nuevo de independencia del Imperio.
La historia de los visigodos en la Península constituye un proceso de unificación y aculturación en el que los visigodos se aproximan paulatinamente a las formas de vida hispanorromanas. El elemento visigodo pierde su personalidad cultural, social incluso lingüística, aunque retiene la preeminencia política. Con la conversión de los reyes visigodos a la confesión cristiana hispanorromana se acelera el proceso de constitución de una Hispania visigoda que cubre un territorio cuyos límites políticos se aproximan a los geográficos de la Península.
La Iglesia y la cultura hispanovisigoda
El latín se mantuvo como la lengua literaria y su derivación hablada se es la base de las lenguas peninsulares posteriores. Las instituciones políticas romanas se mantienen como fundamento de la nueva sociedad, tendiendo cada vez más a un reconocimiento por igual ante las leyes de visigodos e hispanorromanos.
La Iglesia establecida ya desde siglos, aumenta su importancia al representar la mayoría hispanorromana frente a los invasores visigodos en un principio, y, a medida que se constituía una unión entre los dos segmentos de la sociedad, al incrementar su intervención política moderadora del poder real.
La Iglesia fue también muy importante por su actividad educadora y literaria, ya que en la Península al desaparecer el predominio de Roma, desapareció también el sistema romano de educación, quedando la Iglesia como única institución educadora.
Arte hispanovisigodo
De este período se han conservado numerosos escritos, en su mayoría de carácter histórico o religioso, que influyeron en la formación de los peninsulares, llegando su influencia hasta más allá de sus fronteras con el norte europeo. En arte, se han conservado iglesias, algunas de las cuales todavía hoy en uso religioso, y numerosas joyas y otros objetos.
La cultura hispanovisigoda da testimonio de una sociedad de gran vitalidad, que si bien es romana en su base social y cultural, tiene ya un concepto político nacional.
El fin del período visigodo demuestra que las estructuras del poder real estaban menos establecidas que las culturales. Por ello cuando aquellas desaparecen bajo la presión de los árabes. Estas se mantuvieron como la base social del pueblo peninsular.
II.-- Los árabes
La invasión árabe de la Península
La llegada de los árabes a la Península a principios del siglo VIII representa para el pueblo peninsular el rompimiento de los lazos políticos y religiosos que los unían desde siglos con la Europa latina cristiana.
El número reducido de árabes que entraron en la Península no permite hablar de una ocupación, tan sólo de una invasión en el sentido restringido de control militar y político del territorio. Este, sin embargo, fue cambiando de carácter a lo largo de los siglos: se habla de un Emirato, especie de provincia dependiente del Este; más tarde ya de una independencia política. Esta, en un principio, bajo la unidad de un Califato, título equivalente al más elevado en el Este con que se afirmaba la independiente igualdad; y más tarde bajo una división fragmentada de numerosos grupos, taifas o reyezuelos; seguida ésta de una dependencia más o menos extensa de gobiernos africanos.
Es importante recordar que el territorio dominado por los musulmanes fue constantemente decreciendo, desde una ocupación casi total hasta quedar reducido al reino de Granada durante el siglo XIV, a la par que el reconquistado por los reinos cristianos fue aumentando con los territorios tomados a los musulmanes a medida que establecía una nueva sociedad.
La civilización árabe
Así como es notable la rapidez y alcance geográfico de la expansión árabe, lo es también la rapidez con que los árabes desarrollaron una cultura árabe musulmana. Era ésta, bajo la capa lingüística árabe, producto de mestizaje de elementos helenistas y persas principalmente, pero también de otros locales. Contribuciones de esta cultura es una extensa literatura, en ciencias, filosofia, medicina, matemáticas, álgebra, astronomía y, en arte, arquitectura y decoración, que fueron la admiración de su mundo contemporáneo y contribuyeron al desarrollo de la cultura europea posterior.
La cultura hispanoárabe
En la Península los musulmanes que llegaron, invasores e inmigrantes, si bien eran políticamente predominantes, constituían por su número tan sólo una minoría. Muy pronto, sin embargo, se percibe la atracción que la nueva cultura ejercía sobre amplios sectores de la población hispanorromana.
Es ésta en su afán por arabizarse y por importar los adelantos que percibían en la cultura árabe oriental el elemento constituyente de una sociedad hispanoárabe. Con ella como base, se desarrolla en la Península una cultura en la que la religión es la musulmana y la lengua el árabe, pero a pesar de su profunda arabización la sociedad mantuvo muchos aspectos hispanorromanos.
Los mozárabes
Los cristianos, más que persecución sufrieron una gran transformación social. Al perder su predominio religioso, lingüístico y político, y en consecuencia gran parte de sus tradiciones, se opusieron a toda integración con la cultura dominante. Así, se percibe en ellos un declive social y cultural, que los forzó a sentirse minoría. Por ello sus escritos, todos en latín, nos hablan de su marginación social y sus autores se quejan con frecuencia de sufrir persecución.
Los judíos
Las comunidades judías adoptaron una actitud contraria. Los judíos hispanos colaboraron desde un principio con los musulmanes y muy pronto se incorporaron a la nueva sociedad. De esta manera los judíos, sin perder su identidad religiosa, se beneficiaron de la cultura árabe y llegaron a desarrollar en la España musulmana un nivel cultural que, con justicia se ha llamado Siglo de Oro sefardita, o hispanojudío.
Dado el adelanto que la cultura adquirió en la España musulmana, es natural que sirviera como puente para contactos directos o a través de los reinos cristianos peninsulares con Europa. En esta labor también los judíos tuvieron una gran participación.