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Resumen: Capítulo 2 - España romana

Arco romano Los conflictos entre las dos grandes potencias mediterráneas, Roma y Cartago, fueron  causa directa de la la transformación de la Península de un conglomerado de grupos  étnicos independientes, en una entidad política y social definida, bajo el predominio  político y cultural de Roma.

 La influencia de Roma en la historia de España es todavía muy actual. Ya que el  concepto de unidad política, unidad original de las lengua, religión histórica y  asociación a la comunidad europea son consecuencias directas de la conquista romana  de la Península y su posterior romanización, siendo todavía hoy las bases históricas de  su identidad como nación moderna.

 Conquista romana de la Península
 Las luchas de ambas, Roma y Cartago, por la hegemonía militar, política y económica sobre la región mediterránea, conocidas con el nombre de Guerras Púnicas, duraron varios siglos y tuvieron lugar en gran parte en el suelo Peninsular, donde ambas potencias tenían intereses estratégicos y económicos antagónicos.

Tras la Segunda Guerra Púnica en la Península, que terminó con la derrota de los cartagineses, los romanos llevaron a cabo la conquista progresiva y sistemática del territorio peninsular con la dominación de los pueblos indígenas de la Península.

La ocupación romana significa para la Península el comienzo de su época histórica y una transformación en su constitución social. A los romanos se deben muchas de las noticias escritas que sobre el país y sus habitantes nos han llegado. Aunque escritas con posteridad a los hechos que narran, son las primeras noticias que nos llegan de los iberos, celtas, celtíberos y vascos, como también la designación de la Península como Hispania y de sus habitantes como hispanos.

Organización romana de la Península
Roma impone en la Península una unidad política al anexionar el territorio conquistado al Imperio Romano. Ello dio como resultado la creación de una sociedad unificada por intereses políticos, económicos y culturales, en la que fueron crecientemente incluidos los diversos pueblos indígenas.

Para la organización, política y económica de la Península, aunque se mantuvo la noción general de Hispania, como provincia, su territorio fue siendo dividido en provincias administrativas, que respondían más a su carácter geográfico y necesidades sociales que a consideraciones étnicas como en el pasado. Para el régimen de los habitantes se hizo uso del sistema jurídico conocido como derecho romano que se fue aplicando a todos los pueblos peninsulares.

Romanización de la Península
Al extenderse la cultura romana y ser paulatinamente aceptada por la población indígena peninsular, ésta dio un carácter unificador a dominación romana y a los varios grupos peninsulares en una creciente unidad de lengua, de leyes y arte. Esta unidad tuvo su influencia no sólo en los peninsulares entre sí, sino también con los demás pueblos incluidos en el Imperio Romano.

Cultura hispanorromana
Hispania llegó pronto a ser una de las provincias más romanizadas del Imperio, aunque la cultura romana se extendió de manera distinta entre las varias regiones, siendo las zonas de Levante, Sur y Suroeste las más rápida y profundamente afectadas.

Los restos de la cultura romana que se han conservado hasta hoy son muy variados, tanto por las ciudades que se fundaron, Tarragona, Zaragoza, Sevilla, Córdoba, Mérida, etc., como por los restos artísticos tan variados que se han conservado hasta el presente.

Los hispanos aceptaron como lengua oficial el latín, que pronto se convirtió en lengua común, incluso entre las tribus peninsulares, hasta el punto de que las lenguas indígenas, con excepción del vasco, desaparecieron completamente, dejando apenas algunos restos.

Los hispanos romanizados llegaron a intervenir con gran distinción en la vida de Roma. En el ejercicio de la política se distinguieron varios emperadores de origen hispano. También contribuyeron a la vida cultural romana, dejando en su literatura numerosos escritos de carácter literario y científico, algunos de gran mérito.

Religión de Roma
Apenas nada se sabe de las religiones primitivas. Por su parte Roma mantuvo un concepto religioso, más que una religión. En él que se mezclaban elementos muy variados, unos de herencia griega, otros de carácter político, otros aún de origen oriental.

Cristianización de la Península
Al extenderse la religión cristiana por las provincias del Imperio, llegó también a Hispania. La rápida aceptación de la nueva religión por los peninsulares hizo que ésta llegara a ser otro lazo más de unión entre los pueblos de la Península.

A la práctica de la religión se añadió pronto también la creación de una cultura latino-cristiana en la Península, artística y literaria de importancia todavía hoy reconocida.