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Historia, cultura y artes

 
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 Música popular

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Música folklórica y canción popular
El interés por el estudio y la conservación de música y bailes auténticamente populares comenzó en España, como en el resto de Europa, a mediados del siglo XIX, y se debió tanto a la curiosidad de escritores románticos como al interés científico de historiadores, sociólogos y arqueólogos. Estos fueron quienes introdujeron el término de "folklore" o "folklor", con que se designa el estudio de las tradiciones, leyendas, música y saber populares. A imitación de la Folklore Society de Londres con la que los estudiosos españoles estaban en contacto desde el año 1880, se creó, en 1881, la Sociedad del Folklore Español. Esta sociedad tenía como fin el coleccionamiento, publicación y estudio de las costumbres, nociones y artes populares del pueblo español. La sociedad se mantuvo con prestigio a lo largo de las décadas siguientes hasta bien entrado el siglo XX. Tras la Guerra Civil el sentido nacionalista y tradicional del gobierno se manifestó en una protección especial a los aspectos tradicionales del arte musical. Aunque tanto como el interés científico o la protección estatal, ha sido el espíritu tradicional español el que ha permitido la conservación del tesoro musical del pueblo español.

Así España ofrece hoy todavía con gran vitalidad una notable diversidad de música y bailes, consecuencia de las varias influencias que, a través de la historia, han ido formando la cultura del pueblo español. Por ello se pueden señalar varias zonas que, aunque parecen basadas en una división geográfica, responden en realidad a la historia étnica y cultural de las varias regiones. Generalmente se distingue siete zonas principales. En todas ellas la convivencia de los grupos en una nación ha sido cause de que las zonas vecinas presentan formas semejantes. Sin embargo en las zonas más alejadas se mantienen todavía características muy fácilmente identificables.

Zona pirenaica y cantábrica
En la zona gallega las canciones y bailes están llenos de melancolía, y su música es dulce, cadenciosa y penetrante. El instrumento típico, de origen celta y de uso casi exclusivo en Galicia, es la gaita. La danza más típica es la muñeira, que comienza con unos saltos que dan los bailarines en dirección a su pareja. Después se ponen de rodillas y les hacen una seña; aceptada esta invitación sale la bailarina y las parejas trenzan una serie de pasos al compás de las castañuelas, para terminar saltando todos y formando una rueda. Otras formas típicas de música gallega son la regueifa, el alalá y la foliada, de origen portugués y que viene a significar diversión pública muy animada. Suele acompañarse con la gaita, tambor, la pandereta de sonajas y las cunchas gallegas.

En la zona vasca y asturiana predominan principalmente las danzas y canciones varoniles, que ofrecen una música muy diferente de la del resto de la Península. Los bailes de la zona, sobre todo los vascos, son de grandes saltos y muy gimnásticos – bailes en esencia guerreros, algunos todavía de marcado sabor ancestral. La influencia de estos grupos es acusada en la canciones y bailes de la vecina Santander.

Meseta central
Es en este sector donde encontramos mayor variedad de formas folklóricas, pues tanto la genuina lírica popular castellana como la extremeña son, entre las del resto de las regiones, las más atrayentes y sugestivas por su sobriedad, ingenuidad y pureza melódica no exenta de elegancia. En los bailes se acusa el móvil de un insistente galanteo, en el que la mujer adopta mirada baja, cuerpo inmóvil, silencioso, con mucho recato y modosidad. En esta zona también son frecuentes las canciones y danzas de tema religioso, pero con la particularidad de que la mayoría son interpretadas fuera del templo, como estas danzas que presentan de Nuestra Señora de la Ascensión (Badajoz).

Aragón
En Aragón la jota es el baile y la canción típica de toda la región. Demuestra una condición recia, vibrante e impetuosa en la que se quiere ver reflejada el carácter aragonés. En cada rincón de Aragón la jota tiene aspectos distintos y personales aunque se dividen generalmente en dos estilos: el del Alto Aragón, más saltarín, y el del Bajo Aragón, más rico en florituras. La música y la canción son generalmente alegres, optimistas e incluso frecuentemente humorísticas.

Zona catalana
En zona catalana, la música manifiesta todavía los contactos pasados con los pueblos fenicios, romanos y griegos. Su propia tradición parece haber quedado reflejada en las pinturas rupestres que representan danzas circulares semejantes a la sardana catalana. La sardana es el baile más representativo de toda la región. Esta se baila en un corro de hombres y mujeres que cogidos de la mano y con pasos pausados van marcando las distintas posiciones bajo la dirección de un ritmo gracioso. A pesar de su larga historia, las modernas danzas catalanas denotan una influencia cortesana procedente de la Europa del siglo XVIII. La música que marca el ritmo consiste generalmente de una melodía dividida en dos partes: la primera corta pero lánguida y melancólica y la segunda más viva y alegre. Los instrumentos son el "tamborí", un tambor pequeño y el "fluviol", especie de flauta de tres orificios.

Levante
En el resto del Levante español, en la región de Valencia, se acusan algunas influencias del interior, principalmente de la seguidilla castellana y sobre todo de la jota aragonesa. El baile y canción típicos es la jota valenciana, en el que se percibe la confluencia de la influencia aragonesa en canto y música con la catalana en la forma de baile. En algunas jotas se han querido ver recuerdos de actitudes y cantares moriscos mezclados con el barroquismo cortesano propio del siglo XVIII. La vista baja y los pies incansables dan carácter especial al baile. Muy populares también son las "albaes" o canciones de alborada, llamadas así por el tiempo del día en que se cantan, con las que se anuncia comienzo de día de fiestas o alguna celebración especial.

En Murcia, aunque parte del Levante, se nota una mayor influencia andaluza. Muy populares son las malagueñas, canciones de huerta que ofrecen una gran variedad. Las parrandas, baile típico de la huerta, llevan acompañamiento de castañuelas, guitarras, bandurrias y violines. La música es alegre y su baile de vivos movimientos.

Las islas
Las Islas Baleares gozan de las mismas características generales de la zona levantina. Aunque han desaparecido muchos de sus antiguos bailes, los actuales no dejan de tener gran interés. Los "copeos", que junto con las "mateixas" y las "folías" es el baile mallorquín de más popularidad. Los "copeos" son una especie de bolero viejo con un aire más distinguido y lento, teniendo como contraste de su ritmo un final precipitado.

Las Islas Canarias ofrecen también un folklore de gran riqueza. Los dos estilos más típicos son las "folías" y las "isas". La folía es una variedad de los boleros peninsulares y es probable que tenga su origen en las endechas del pueblo guanche. Pues es un canto que, por pasional e idílico, es fiel reflejo del temperamento y del sentimiento de sus habitantes. La isa es el baile que más se cultiva en las Islas. Lo interpretan gran número de parejas cogidas de la mano y formando una rueda y se acompaña con bandurrias, guitarras y el timple o camellito.

La zona andaluza
El folklore andaluz es tan rico y variado como su historia, y presenta unas particularidades en su fondo y expresión si igual en la Península. Todavía se discute la influencia que la cultura árabe medieval y la de los gitanos establecidos más tarde en la región pudieron tener en su formación. Aunque sin mayores pruebas el tema ha quedado como más parte de una creencia popular que realidad histórica demostrable. El arte musical andaluz se identifica frecuentemente con el flamenco, pero hay muchas canciones y formas musicales típicamente andaluzas que son distintas del flamenco. Aunque en la actualidad muchas de las formas originales han evolucionado como consecuencia de su mezcla con las flamencas.

El arte flamenco nace, al parecer, como baile, sin una distinción clara, o conocida, de lo que se ha llamado "bailes de escuchar" y "bailes de cantar". Formas del cante flamenco son grandinas, malagueñas, peteneras, rondeñas sevillanas, alegrías y bulerías, cuyos nombres ya indican en su mayoría un origen local. Una forma de baile flamenco es la "farruca". El nombre se cree derivado del árabe "farruq" en su sentido de "valiente". Aunque se baila a veces en pareja, es más común que la baila el hombre sólo. La farruca, como baile individual, se hizo famosa al ser incorporada por Manuel de Falla en su balet "El sombrero de tres picos".

Los cantos o "cante" (no se sabe ni el origen ni la significación del apelativo "cante jondo" u "hondo") tienen una gran variedad. Unos responden a su origen: malagueñas, murcianas, sevillanas; otros indican acompañamiento de guitarra, sin baile: peteneras, soleares, seguidillas; otros con bailes: alegrías; otros su canto sin música de guitarra: debas, saetas, éstas de tema religioso. Todos los cantos tienen en común su intenso lirismo y su inclinación a la repetición, al sostenimiento del texto para jugar con la gradación ascendente y descendente de la voz, a la insistencia en una sola nota. Su tonalidad que invita a buscar paralelos en la música árabe y africana, ha contribuido a subrayar su atractivo exótico. En la música andaluza se encuentra junto a un fondo de melancolía y angustia incluso trágica, el contraste alegre y dinámico de sus bailes.

En el arte musical andaluz se da lo que muy bien se puede llamar "flamenco de academia", generalmente más refinado y pulido que el popular, que es el comunmente usado en las representaciones y "tablaos" con conjuntos profesionales. Sin embargo a pesar del mérito e interés de este arte folklórico, es con frecuencia la expresión popular, un poco más descuidada, pero más espontánea, la que mejor representa la música popular andaluza.

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