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Historia, cultura y artes

 
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 Siglos XX-XXI: Restauración de la democracia

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El último periodo a presentar reúne los movimientos, estilos y temas del arte español de las décadas pasadas con unos nuevos tendencias y estilos.

Al contrario que en los capítulos anteriores, en los que los periodos estaban determinados y causados por ideologías políticas de consecuencias dramáticas, éste lo es por acontecimientos que no son consecuencia de compromisos, de derecha o de izquierda, sino más bien por un pragmático, económico y social en los que se perciben poco de los conflictos del pasado.

Los momentos que se pueden considerar como indicadores pueden ser resumidos desde la evolución hacia un pragmatismo político por parte del gobierno iniciada ya durante el régimen de Franco; y tras su muerte en 1975 la transición hacia el régimen democrático de la monarquía tradicional. Estos seguidos por la incorporación de España a la OTAN (Organización del tratado del Atlántico del Norte) en 1981 con el que se completó la apertura de España al resto de la comunidad democrática europea y americana. Se puede añadir los efectos de la ola creciente del turismo repetido anualmente iniciado en los años 60 que llegó a contar en 1984 con unos 43 millones de visitantes cuando el censo de la población contaba en 1986 con 38.5 millones de ciudadanos españoles, con un crecimiento registrado en 2000 de un total de 74.4 millones de visitantes, casi el doble de los 44.40 millones de españoles en la Península.

En ese tiempo la vida política, económica y cultural española siguió el camino de una europeización y globalización a la par de las demás naciones. En términos generales se puede afirmar que el fin del régimen de Franco y la restauración de un sistema político democrático no ha influido grandemente en la vida social de los españoles, aunque sí, como en la vida política, ha acelero una liberalización iniciada ya durante los años precedentes. Lo mismo se puede afirmar de la cultura española que manifiesta como la política una aceleración en el proceso de apertura y democratización de la sociedad.

El arte español en la actualidad

Desde la década de los años setenta, la arquitectura española demostró una línea difusa de posmodernidad con tendencias, en unos, de un tradicionalismo ecléctico moderado; en otros, neomoderno o clasicista, y, en pintura una vanguardia entre indecisa y variante que incluía desde el postimpresionismo y neocubismo hasta el informalismo y la abstracción, por lo general, importadas o influidas por las ya seguidas en los otros países europeos y americanos.

Con ellos el arte español toma parte distinguida en la globalización. En esta denominación se incluyen obras concebidas en el extranjero, para ser realizadas en otra nación o cultura sin intentar, o preocuparse, por expresarla el idioma estético de la sociedad receptora, que las acepta como propias o como cambio consecuente y aceptable. En todo caso la globalización del arte, como el de la economía es bilateral con lo que se evita su confusión con el colonialismo unilateral del pasado.

Una consecuencia de la globalización es la aproximación y convergencia hacia las formas extranjeras que se toman como ejemplo. Un caso ejemplar podría encontrarse en la prestigiosa empresa financiera BBVA en su fundación, Fronteras del conocimiento, en la que se incluye la modalidad “Arte”. Originalmente empresa bancaria española ha escogido para su premio de 2008 al arquitecto norteamericano Steven Holl (1947), de obras muy alabadas en varios continentes y numerosas naciones pero ninguna en España.

Un caso ejemplar que atañe al arte introducido en España sería el llamado “Arte de agujeros” o el estilo “Gruyère francés” que se caracteriza por los numerosos “agujeros” o ventanillas de varias formas y tamaños que se abre en su fachada y muros. Es atribuido al conocido arquitecto japonés Toyo Ito, que introdujo sus edificios con fachadas perforadas en Pagano y Tokio. Recientemente el conocido grupo de arquitectos suizos Herzog y De Meuron lo han aplicado en las Islas Canarias, para el Tenerife Espacio de las Artes (TEA) con una fachada de hormigón que ostenta más de mil “agujeros” acristalados casi todos de diversas formas y tamaños. Es una obra atractiva pero sin ningún lazo con la arquitectura española.

El fenómeno de la globalización no es exclusivo, pero sí más pronunciado y visible en la arquitectura y la escultura monumental. En el caso del arte español, además de los cambios de estilo que se impone es de notar la actividad y aceptación internacional de sus autores.

En su aspecto más elemental se puede percibir la convergencia de estilos que se produce en los numerosos edificios en su avanzada línea exterior moderna y con fachas enteras cubiertas de ventanales que ofrecen luminosos interiores. De ello son prueba numerosos edificios comerciales y residenciales que se alinean en las avenidas de las mayores ciudades de España – Madrid, Barcelona Valencia, Sevilla y Bilbao, entre otras muchas en las que se percibe la influencia de la globalización.

Entre los muchos arquitectos que se pueden citar entre, los más influyentes en España y conocidos en el extranjero están Navarro Baldeweg (Santander, 1939) con el Palacio de Congresos de Salamanca (1992) y el Museo de la Cueva de Altamira, en Santillana, Santander, y el Palacio de Festivales, en Palma de Mallorca y la modernización del Museo Reina Sofía en Madrid (1999) y en el extranjero el Centro Woolworth de la Música, Princeton University (1997).

En esta tendencia tiene también aceptación internacional Ricardo Bofill (Barcelona, 1939) quien diseñó el Teatro Nacional de Cataluña (1991-7), y el Centro de Congresos en Madrid (1994) y, en el extranjero, más recientemente, el Donnelley Building de Chicago, obra inaugurada en 1992. Bofill, que define su obra como un cruce entre tecnología y clasicismo con frecuentes referencias a la arquitectura clásica.

También tienen un reconocimiento internacional el navarro Rafael Moneo, (Tudela, Navarra, 1937), autor del Kursaal de San Sebastián el nuevo Museo Romano de Mérida, el Centro de Arte y Naturaleza de Huesca, la nueva estación de ferrocarril de Atocha, y la ampliación, muy discutida, del Museo de Prado en Madrid. Y entre sus obras en el extranjero se cuentan el hotel Hyatt en la Potsdamer Platz de Berlín, la nueva catedral de nuestra Señora de los Ángeles, en Los Ángeles, California y Moderna Museet, Suecia.

Son también de gran interés las atrevidas líneas usadas por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava (Valencia, 1951) en sus obras en España: puentes en Sevilla y sus museos, en la Ciudad de las Ciencias y las Artes en Valencia; y en el extranjero, el nuevo museo de Arte en Milwaukee y, en proyecto ya aprobado, la estación de Metro de Ground Cero, en Nueva York. Sus obras se distinguen como las más elegantes representantes de una nueva línea arquitectónica.

También se puede incluir Andréu Alfaro (Valencia, 1929), conocido por su decoración arquitectural, con su escultura de acero del Banco de Santander, en la calle 53 de Nueva York, en la que sigue la línea decó de los arquitectos americanos de los años treinta.

En escultura es de interés Jaume Plensa, (Barcelona, 1955) quien aprendió sus técnicas de escultura trabajando en un taller mecánico y a principio de los años ochenta comienza a moldear el hierro con la técnica de fundición. Quizás hoy más conocido ciertamente en los Estados Unidos por su monumental Fuente del Millenium Park de Chicago (2000), obra dedicada a los ciudadanos de Chicago celebrando su multiplicidad racial. Su obra consiste en dos gigantescos bloques paralelos que sirven de pantalla a centenares de fotografías de rostros de ciudadanos que parecen escupir agua en un estanque. A pesar de su originalidad, sigue las líneas de dos bloques usados ya por Francisco Felipe en su Umbral (1990) de la estación de Zamora.

En la línea de pintura se podría nombrar al mallorquín Miguel Barceló que ha modelado para adornar el techo de la Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones de la ONU de Ginebra, “una cúpula barrida por olas y afilada por miles de estalactitas que resume su idea del mundo: un planeta-cueva que reúne a los hombres y que viaja al futuro” que se ha inaugurado en 2008.

Por otra parte es de notar también en España el internacionalismo y la globalización del arte que se observa con la presencia en España de arquitectos extranjeros que han producido obras hoy muy conocidas. Se pueden nombrar las Torres Kío, en Madrid, obra promovida por una corporación árabe (Kuwait Investments Office) pero diseñada por los arquitectos norteamericanos Phillip Johnson (1906-2005) y John Burgee (1933).

También son notables el Museo de Arte Contemporáneo en Barcelona, obra de Richard Meier, y el museo Guggenheim en Bilbao, promovido por la Fundación Solomon R. Guggenheim y diseñado por Frank Gehry.

Obra todavía más reciente es la Torre Agbar, el llamado, entre otros nombres, algunos poco delicados, “El pepino” en Barcelona inaugurada en 2005. Aunque alabada por su originalidad, es evidente la aproximación de su autor, el francés Jean Nouvel, al diseño del “pepino” de Norman Foster, de construcción anterior, que se encuentra en el Distrito Financiero de Londres.

La escultura

A lo largo del siglo XX y comienzo del XXI, la escultura ha estado y está dominada por grandes maestros como Pablo Serrano (1910-1985), Jorge Oteiza (1908-2003), Eduardo Chillida (1924-2002), Antonio López (n. 1936) pintor y escultor, José María Subirachs (1927) y Juan Muñoz (1953-2001).

Con sus enigmáticas figuras humanas que parecen vivas pero ausentes, Juan Muñoz alcanzó el cenit de su carrera en la Tate Modern de Londres, que ha rendido recientemente homenaje al escultor español con su mayor retrospectiva en el Reino Unido.

Todos ellos iniciaron su trabajo en el primero y segundo tercio de siglo pero con muchas de sus obras perteneciendo ya a sus últimas décadas del siglo XX y primera del XXI.

Escultura de chatarra

A la misma generación pertenecen escultores que llegan a tener un renombre en las últimas décadas, aunque muchos han nacido con cierta anterioridad. Entre ellos algunos se distinguen por el uso de materiales menos apreciados, especialmente el hierro viejo, o “chatarra”, que se llevó a las veces a extremos en que se busca conscientemente el “shock” con lo sucio o repulsivo.

El deseo explícito o implícito de autor de causar un "shock" puede ir en muchas direcciones. Ejemplo de uno lo ofreció una exposición posmodernista celebrada en Barcelona en 1991. En ella el objeto más que estético, era antiestético y con la intención de provocar reacciones desagradables. El uso de los orinales con el montón de materia informe que los llenaba, fuerza impresión de rebeldía contra toda estética racional que no deja de ser infantil. Se puede recordar la escultura de Marcel DuChamp "La fuente" (1917) para la que tomó también un orinal de pared, pero, al menos, limpio.

Otro ejemplo, pudiera ser el “poema objeto” de Juan Brossa (1919-1998), uno de los más prolíficos vanguardista de su tiempo. El objeto consiste en una palangana medio llena de agua con un grifo viejo y oxidado. También éste encuentra fácilmente una aproximación a algunas obras de Marcel DuChamp, en su concepto "ready made", aquí también con la sola diferencia de la suciedad del objeto de Brossa. Como sea, ha encontrado un rincón en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona.

Otros, en cambio, anulan con su arte o por su gracia el descrédito de la chatarra. Ejemplo de gracia es la obra de Carlos Pazón (n. 1947) titulada “Cuando mi señora duerme” (1988). Consiste en una vieja máquina de escribir cubierta de alambre espinoso y la cabeza de un tigre que impide usar la máquina. Quizá la señora del título se refiera a la creación literaria que cuando no se da, escribir es un tormento.

También es notable Lucas Carrión Vázquez, que usa el seudónimo Karrvaz por el que es conocido. Nació en el año 1951 en Torrebaja, Valencia. Hoy es quizá el más conocido y respetado escultor de la llamada “chatarra”; es decir utiliza materiales inservibles y de desecho que recicla en sus obras. Su escultura es un homenaje a la chatarra, con la que pretende dar una segunda oportunidad a un material que ya ha cumplido su misión.

Como él mismo indica es su intento que unos simples trozos de hierro retorcido, oxidado e inservible, sean capaces de transmitir emociones y sentimientos y destaquen por su fuerza, sensibilidad y vida, hasta el punto de que a su peculiar estilo se le denomina "Escultura viva".

En efecto la delicadeza y lirismo de sus figuras son las cualidades más interesantes de su obra. Para los jardines de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia Lucas Karrvaz ha realizado diez esculturas con el tema "La pretecnología".

Manuel (Manolo) Valdés

Manuel (Manolo) Valdés (1942) pintor y escultor nacido en Valencia, ya nombrado como fundador con Rafael Solbes del Equipo Crónica es representante de un arte vanguardista, en pintura y escultura, de carácter critico, o crónica de la realidad social y política. Valdés emigró en 1981 a New York donde reside.

Su última obra, las llamadas “Las damas de Barajas” por estar instaladas tres de ellas conjuntamente en la T4 del Aeropuerto de Barajas, Madrid, son tres bustos monumentales de cabeza de mujer representando tres estereotipos femeninos, que quedan explicados con un texto de Mario Vargas Llosa grabado en la base de cada una de ellas.

Aunque no hace la gala de “chatarra”, el material de hierro es sin tratamiento o pintura. Su obra es trabajada con un realismo abstracto que no oscurece la simpatía que irradian las figuras. Una selección de esculturas semejantes en técnica, estilo y tamaño fueron expuestas en el Bryant Park de New York en 2007.

Escultura urbana, o callejera

No enteramente nueva, pues ya había comenzado en los años 70, ni exclusiva a España, es la llamada “escultura urbana”, o “escultura callejera” que adorna con creciente frecuencia los paseos, avenidas y calles de las ciudades. Pero ninguno de los títulos la define claramente, pues también se va encontrando en interiores, incluso de museos.

Se caracteriza ésta por su aproximación representativa a los personajes históricos o figuras de ficción, literarias que se intentan destacar en la vida urbana ordinaria, o simplemente tipos divertidos o animales. Sin pedestales que los enaltezcan o los alejen del público ciudadano, dándoles posturas propias o comunes, es una escultura "ordinaria", circunstancial, en casos hasta, a veces, algo irónica y satírica.

Muchas no despliegan el nombre de su autor, ni a quien representan, que puede ser una persona, o un género, o tipo, pero son interesantes de observar, como elemento permanente e inmóvil, en torno a la vida que les rodea, y es ello lo que las identifica. Entre las numerosas esculturas que se pueden citar destacan “El peregrino descalzo”, sentado en la plaza contemplando la Basílica en Zaragoza; “La lechera” en Orense; “La Regenta”, personaje de la famosa novela del mismo titulo de Leopoldo Alas “Clarín; “Gerardo Diego”, sentado en un banco de piedra contemplando la Bahía de Santander, a la que dedicó muchos de sus poemas. El material usado es generalmente el bronce o hierro, su estilo frecuentemente realista, aunque hay algunas figuras en las que se sigue una línea de moderna cubista o de neofiguración, hasta casi abstracta.

Y bajando en el nivel artístico para entrar en pragmatismo comercial, se podrían citar como de interés las figuras de cartón-piedra, modelado y pintado, que se exhiben en el exterior de algunos establecimientos como propaganda comercial o en el interior más bien como expresión humorística, algunas de verdadero valor artístico. Una de las más refinadas en su humor es la representación de doble el tamaño natural, paródica en puntos de su vestido y sombrero y atractivos físicos de la Carmen Miranda (1909-1955) famosa cantante y artista de comedia musical en el cine de los años cuarenta y cincuenta, que se exhibe en un modesto bar de Barcelona; o una vaca, en Mundaka, Vizcaya, o el hombre cubierto por una toalla anunciando en la calle “El Museo del Jabón” en irónica referencia al más conocido Museo del Jamón en Madrid.

Mimos y pantomimas

No es un arte nuevo, pero en las últimas décadas se ha hecho popular. No sólo en España sino también en otros países, incluso en ciudades urbanas y de elegancia refinada como Berlín y Viena donde se exhiben “estatuas vivientes”.

Se han definido como género mixto, entre estatua, mimo y pantomima, que se convierten en un arte entre teatral y estatuario, generalmente con una persona representando a un personaje, simulando una situación con varias personas, que sin hacer nada o casi nada, sin movimiento o poco y lento, atraen la atención del público.

Tienen en común con el arte callejero la distorsión de la realidad. Mientras el arte callejero pretende aparecer como un ser humano en acción sin serlo, la figura humana en los mimos pretende sin acción ser estatua. Hoy día “estatuas vivientes” pueblan plazas y avenidas de las ciudades.

Arte efímera
Así llamado por su corta duración ya que el artista usa materiales de poca duración, por ejemplo, hielo o arena, y para pintura, tiza.

La pintura

Los artistas actuales expresan frecuentemente su deseo de demostrar su independencia de las tradiciones pasadas, incluidas las de vanguardia. Sin embargo, aunque su obra es con frecuencia marcadamente tan personal que no permite su simple calificación como continuadora de otras escuelas, no es difícil percibir que sus interpretaciones han sido influidas por las generaciones anteriores, tradicionales o de vanguardia. Es también característica en las corrientes actuales españolas mayor correspondencia con las tendencias europeas de última hora, aceptada aun a riesgo de perder su carácter nacional, nota que muchos de los artistas actuales tampoco buscan.
También es preciso reconocer, que fuera de España no se conoce mucho la pintura española de las últimas décadas. Dos factores han determinado lo que de ella saben los estudiosos y estudiantes del arte.

Un factor es el efecto negativo que siempre causó en la opinión mayoritaria del mundo el régimen político que ha gobernado España durante cuarenta años tras la Guerra Civil. Con o sin razón, esta visión desfavorable creó y ha mantenido la visión de España como un pueblo a quien la falta de libertades políticas hacía imposible el cultivo de las artes; la creación de nuevas formas merecedoras de ser tenidas en cuenta; o incluso cualquier progreso en las tradiciones artísticas del pasado más inmediato. Excepción única se hacía con aquellos artistas que habían conseguido fama ya con anterioridad a la Guerra Civil o habían pasado su vida en exilio político.

Otro factor que ha contribuido no poco al descuido general con que se ha mirado el arte contemporáneo español, ha sido precisamente el hecho de que cuatro de los artistas más prominentes del siglo XX hayan sido de origen español – Juan Gris, Pablo Ruiz Picasso, Joan Miró y Salvador Dalí. El reconocimiento general de su genio ha hecho que su presencia en cualquier consideración sobre el arte español contemporáneo sea sencillamente abrumadora. Su extraordinaria longevidad y la producción artística que mantuvieron durante casi toda su larga vida, ha hecho de ellos uno de los capítulos más largos en la historia del arte español. Sobre el trasfondo del largo camino jalonado con las obras de esos artistas, ha sido muy difícil dirigir la atención al valor artístico de otros.

En la última pintura, todavía en desarrollo y cambiante, incluso en las cortas épocas de estos artistas jóvenes, se sigue en parte nueva figuración, o abstracción, incluso nueva expresión, nuevos colorismos. Aunque con frecuencia revelan también un acercamiento a la vanguardia del siglo anterior, o sencillamente una más o menos consciente continuación de ella.
Como prueba de la atención que la pintura moderna de España atrae en el extranjero se podría citar la exposición de la Corcoran Gallery en Washington celebrada en 1984, consistente en su mayoría de obras de artistas entonces todavía de poco renombre internacional. Entre otros se exhibió obras de Francisco Artigau (1940); Eduardo Arrauz Bravo (1941); José María Cuasante (1944); Rosa Torres (1948); Mon Montoya (1948)y J.F. Cárceles (1952). Este grupo de artistas aunque por su edad pudieran ser considerados pertenecer a una generación precedente, son más conocidos por obra iniciada después de 1975.

Este panorama que, desde luego, pudiera ser extendido con otros muchos nombres de auténtico valor artístico, es suficiente, según creo, para ilustrar las direcciones que sigue la pintura contemporánea en España. Dada la proximidad de muchos de los artistas, es difícil aventurar un juicio de siquiera una mediana objetividad sobre su mérito real. Por ahora nos debemos limitar a expresar la opinión de que la reacción positiva de la crítica parece indicar la posibilidad de que así sea.

Es muy debatible que la tradicional inclinación hacia un arte figurativo tan profundamente enraizada en el arte español haya sido definitivamente abandonada, aunque las últimas manifestaciones artísticas parecen indicarlo. Una conclusión sin embargo a que podemos llegar con cierta seguridad es que el desarrollo del arte más reciente en España, sobre todo el de las últimas décadas expresa claramente la conciencia europeizante de los artistas más jóvenes, un fuerte deseo de sentir al mismo tenor que el resto del mundo, incluso con el riesgo de perder en el proceso algunas de las peculiaridades y características de un arte auténticamente nacional. Sólo este punto no parece hoy estar de moda.

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