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Historia, cultura y artes

 
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 España prehistórica

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Desde los tiempos prehistóricos la Península Ibérica ha sido muy rica en manifestaciones artísticas de origen muy vario, que responden a la misma variedad de origen de los pueblos que la habitaban. En términos generales, estas manifestaciones se pueden agrupar en varias regiones y, en la mayoría de los casos, los límites de estas zonas son determinables según sus características especiales. Pero se observa al mismo tiempo que aunque se da una gran uniformidad en los límites de su extensión, éstos no son siempre definitivos y así se dan casos de manifestaciones artísticas en otras zonas, incluso en algunas bastante distantes.

Una zona de particular personalidad artística en sus formas corresponde al norte de la Península y Sur y Este de Francia. Las manifestaciones de esta zona se conocen por su uniformidad con el nombre genérico de franco-cantábricas. Se cree que las fechas en que floreció la cultura a que ellas responden serían entre los años 15.000 y 8.000 a.C., época que recibe el nombre de Paleolítico Superior.

Características del arte de esta zona son su policromía consistente de figuras de animales, bisontes y caballos entre otros; representadas aisladas y estáticas, usando en su pintura con frecuencia la superficie de la roca para conseguir una sensación de volumen. En la Península la representación más grandiosa y magnífica de este arte se halla en cuevas de la zona cantábrica.

Frente a esta zona se encuentra la llamada cultura del "Levante hispano" que es según parece un poco más reciente que la anterior. Esta se cree que floreció entre los años 8.000 y 5.000 a.C. y que se extendía desde las estribaciones de los Pirineos al Norte, hasta Andalucía en el Sur y tienen continuidad con otras encontradas en el Norte de África. A diferencia del grupo anterior, el arte de esta zona se caracteriza por sus figuras esquemáticas y monocromas, que generalmente representan grupos, hombres, mujeres y niños, en acción, caza, luchas o escenas de vida comunitaria. Estas pinturas parecen datar desde hace al menos unos 7.000 años.

En fecha todavía posterior se establecieron en la Península los iberos procedentes del norte de África y los celtas llegados de Europa, y, de manera más o menos permanente y en forma de colonias comerciales, los fenicios y sus continuadores, los cartagineses, y los griegos, a los que más tarde siguieron los romanos. Todos ellos fueron alcanzando diferentes grados de desarrollo artístico, dejando restos notables de él. En ellos se demuestra además de una tradición propia e influencia de su cultura original, una mezcla con las formas indígenas y las de las otras colonias con las que mantuvieron contacto, hasta el punto que no siempre se pueden diferenciar con certeza. En muchas ocasiones tampoco es posible determinar si es un arte estrictamente peninsular o más bien producto de importación de las técnicas y estilos, o de los objetos mismos.

Todos éstos dejaron notables restos de su arte, consistente primordialmente de figuras de animales y humanas, estas masculinas y femeninas, de diferente grado de calidad artística. La denominación de este arte como primitivo es relativa, pues numerosas de sus obras manifiestan un desarrollo artístico notable.

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