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El arte románico introducido en la Península por la orden de Cluny recibe la influencia y después su sustitución por el estilo gótico. Los monjes de la orden benedictina del Cister adoptaron éste en oposición a la riqueza y ostentación que había alcanzado el arte cluniacense. Las primeras obras de arquitectura realizadas por la nueva orden ofrecen una construcción primitiva, de simple ornamento, buscando su inspiración en las formas populares en el norte de Francia con su característico arco ojival.
Muy pronto en la Península, como en el resto de Europa, las construcciones crecen, aumentan en su tamaño y desarrollan, sobre todo una gran altura, cuya construcción se complica con la apertura de grandes vanos para formar rosetones y ventanales. El problema del peso vertical y fuerzas laterales presentado por la construcción de los grandes templos se resuelve con el añadido de contrafuertes y los arbotantes que refuerzan las paredes exteriores. Estos llegan a ser elementos comunes y característicos de la arquitectura gótica. Características de la arquitectura gótica son también el arco ojival que sirve de prolongación a columnas de gran altura y las bóvedas de crucería. También son importantes los capiteles usados como corona de las columnas de las iglesias y de los claustros. Los temas usados en su decoración son generalmente religiosos, pero también pueden representar escenas de la vida diaria, o referencia a la nobleza.
A diferencia de las iglesias románicas, las góticas dejan generalmente sus paredes de piedra desnudas. Sólo las superficies mayores se abren con inmensas rosetas, o ventanales cerradas con cristalerías policromas. Dada la importancia que tuvo la orden cisterciense en la Península, la mayor parte de las iglesias, monasterios y catedrales edificados a partir del siglo XIII señalan ya influencia y mezcla del gótico con románico o responden ya completamente al estilo gótico.
La escultura funeraria mantiene su importancia con el labrado de sepulcros para reliquias de santos. Todos están decorados con esculturas de imágenes y escenas de sentido religioso o que hacen referencia a la vida y muerte del santo. También adquieren importancia los dedicados para reyes y nobles, obispos y abades, que también reciben elaborado trabajo de ornamentación. Entre las varias formas destacan los adosados a la pared y los exentos, ambos descansando sobre el suelo o sobre pilares que toman con frecuencia la forma de leones.
La escultura gótica tiene, como en la románica, una función estrictamente religiosa, imágenes para altares o implementación arquitectural en iglesias y monasterios. Usa predominantemente, como ya lo fue en el románico, la piedra para las imágenes del exterior y la madera para las destinadas al culto en el interior de las iglesias. En la escultura exterior son notables los tímpanos de los grandes portales en los que se esculpe o alguna notable escena, o una narración completa. A causa de la devoción de la Orden al culto de la Virgen, es muy frecuente su representación con el Niño en brazos, presidiendo la portada principal de las catedrales.
En términos generales se puede señalar que la espiritualidad emotiva que es característica de la orden del Cister se manifiesta en los momentos, acciones y expresiones religiosas que favorecen esta emotividad. En las imágenes del Crucificado se da un mayor énfasis a su dolor y sufrimiento; es frecuente la representación de la Virgen ante la Cruz sosteniendo en su regazo a su Hijo muerto. En las representaciones de la Virgen con el Niño se prefiere reflejar la dulzura y ternura, y en las de la Virgen misma su juventud y hermosura. Al mismo tiempo se percibe la mayor importancia que se da a los adornos que enmarcan las escenas.
Un ejemplo magnífico de ilustración del arte medieval español es el conjunto de miniaturas que adornan y explican las "Cantigas" del rey Alfonso X. En éstas además del estilo gótico se percibe la influencia árabe. Su importancia radica tanto en el arte pictórico como en la riqueza de detalles que ofrecen sobre la vida medieval en la Península. |
