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Historia, cultura y artes

 
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 Al-Andalus: Arte hispanoárabe

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La gran transformación que sufre la sociedad peninsular bajo el gobierno de los árabes y las actitudes religiosas y sociales de la nueva sociedad musulmana que ellos imponen en la Península se reflejan muy bien en su arte. Como la historia política de Al-Andalus, también la del arte árabe andalusí se podría dividir en periodos de marcada personalidad: omeya, o califal (siglos VIII al X); taifas (siglos X al XII), africano (siglos XII y XIII), y granadino (desde el siglo XIV).

Debido a la falta de unidad política en Al-Andalus desde el siglo XI y por la desmembración del Califato de Córdoba en numerosos reinos o facciones (taifas), también los estilos artísticos varían y tienden a responder, aunque en grado muy vario, a influencias políticas, frecuentemente africanas, en especial de los almohades.

La consciente y buscada arabización que se evidencia en la vida cultural peninsular ya desde los comienzos de la ocupación musulmana se manifiesta también en el arte andalusí con la importación de estilos y técnicas artísticas que los musulmanes iban desarrollando en el Este.

Las primeras influencias, procedentes de la zona de Damasco, son predominantemente de origen bizantino. Luego tras el traslado de la capital del imperio musulmán a Bagdad, en el corazón de lo que había sido Imperio persa, las influencias iraníes se incrementan en el mundo musulmán. Es este mestizaje que da origen al arte musulmán propiamente dicho, tan unificado y diversificado al mismo tiempo, con una base helenista pero un florecimiento fundamentalmente persa iraní que le presta su carácter oriental.

A este arte musulmán responde el que se crea en la Península. Es importante notar que el arte que se va formando en al-Andalus acepta además de la predominante influencia de las formas árabes las indígenas. Las manifestaciones más conocidas de la cultura artística hispanomusulmana son la arquitectura y las artes decorativas.

En lo que se refiere a la arquitectura, el arte árabe es más decorativo que arquitectónico, y más aplicado a los interiores que a los exteriores. Arcos de patio, capiteles sobre columnas, bóvedas ornamentales, zócalos de azulejos, adornos de yeserías policromas y mosaicos son los elementos fundamentales. En la construcción, mezquitas, palacios, y baños son las manifestaciones de mayor interés urbano y de muestra del pasado bélico son los castillos y la arquitectura de defensa de las ciudades.

En términos generales, se puede afirmar que el arte hispanoárabe, como todo el arte musulmán, responde más a un deseo de adorno que de creación de nuevas formas artísticas. Son característicos de este arte los motivos florales, geométricos o caligráficos, con los que se forman unos adornos de extraordinaria finura y estilización a los que se da el nombre general de arabescos. Para la construcción eran empleados materiales blandos, ladrillos, azulejos y yeso, que reciben con mayor facilidad los elaborados adornos árabes. El arco de herradura, ya usado por los visigodos, recibió una gran variedad de formas y una estilización, ambas características de este arte. Las paredes fueron recubiertos con azulejos, formando complicadas combinaciones o con yeso labrado y policromado. Tanto en los azulejos y en las yeserías como en los arcos, interiores y exteriores, es notable su inclinación a usar adornos entrelazados y éstos llegan a ser su característica más destacada.

De las artes decorativas y comerciales las más importantes fueron las de tejidos, bordados, labrado de marfil, repujado de metal o plata, cueros cordobeses, aceros damasquinados, y, sobre todo, la marquetería, cuyo nombre antiguo, taracea, ya indica su origen árabe (tarsi'). También son importantes objetos industriales de hierro y de marfil, como cajas, botes etc. y sobre todo la industria de azulejos vidriados, conocida por su nombre árabe ("az-zulaig" ladrillito) que se ha mantenido activa a través de los siglos.

La escultura es escasa y la de figuras de animales y humanas queda casi totalmente ausente. Aun así se han conservado muestra de ambas en los relieves de botes y arquetas, y como adorno de pilas de abluciones y surtidores de fuentes. También la pintura es casi inexistente. Solamente se hallan muestras en las ilustraciones de libros y, posteriormente, en dibujos de tejidos. De pintura propiamente dicha han quedado sólo escasos ejemplos y éstos pertenecen ya a fines del periodo hispano-musulmán y manifiestan una gran dependencia en estilo y temas del Norte Cristiano.

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