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Cerámica de Alcora
Durante el siglo XVII, con los cambios de apreciación cultural de la dinastía francesa, se consideró que tanto el concepto de ornamentación como el material usado en la producción de la cerámica, populares en especial en el Levante y sur de España, respondían a estilos y técnicas antiguas y defectuosas. Para mejorar la producción el Conde de Aranda, en 1727, durante el reinado de Felipe V, y para abastecer las necesidades de la de los Reales Sitios, fundó la Real Fábrica de Loza y Porcelana para cuya dirección contrató maestros franceses. La influencia francesa en la nueva cerámica, sus estilos, temas ornamentales y colorido dieron una fama a la loza de Alcora que todavía se mantiene.