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Santo Domingo y la Inquisición, obra de Pedro Berruguete (ca. 1450-1504)
Entre los varios cuadros que Berruguete dedica a la vida de Santo Domingo, éste, pintado hacia 1498, narra uno de sus milagros con referencia a su intervención en el proceso inquisitorial de los Albigenses en Francia. Según sus biógrafos, para averiguar cual de dos libros, uno escrito por santo Domingo, otro por uno acusado de herejía, contenía la verdad, fueron sometidos a una ordalía, o juicio de Dios. Ambos libros fueron arrojados al fuego y mientras el del hereje se quemó inmediatamente, el escrito por Santo Domingo fue arrojado tres veces, saltando otras tantas fuera de las llamas. El cuadro es notable por la riqueza de los ropajes de los circunstantes y por ser uno de los primeros que usa de elementos arquitectónicos en sus fondos para dar un mayor efecto a la perspectiva, siguiendo la moda italiana.