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Limosna para enterrar a Alvaro de Luna, de Eduardo Cano
Eduardo Cano de la Peña nació en Sevilla en 1823 y murió en Madrid en 1897. Estudió en Madrid en la Academia de San Fernando con Federico de Madrazo. Pasó tres años en París (1853-1856) pensionado por la Real Academia, dejando al fin de su vida una larga lista de notables pintores, entre ellos Valeriano Bécquer. Cano está considerado como el regenerador de la escuela sevillana de pintura, con un estilo cercano al sevillano del siglo XVII, realista y efectista a la vez en color. Se le puede incluir como continuador del Romanticismo por su interés en los momentos dramáticos de la historia de España a los que dedicó sus mejores esfuerzos. Este cuadro, premiado en la segunda Exposición Nacional de 1858, dramatiza el trágico fin del Condestable don Alvaro de Luna (1390-1453), uno de los nobles más influyentes de su tiempo, dedicado a la política de Castilla, manipulador de amigos y enemigos, ejecutado al fin, víctima de su propia política.