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San Jerónimo azotado por los ángeles, obra de Francisco de Zurbarán
La representación de San Jerónimo penitente, solo en una cueva junto a un león, es común en el barroco. Zurbarán prefiere para la suya, como lo hará Valdés Leal más tarde, buscar el momento citado en sus escritos del Santo, de las tentaciones sufridas y de su uso del dolor físico para vencerlas. El valor espiritual de sus acciones recibe el simbolismo barroco de la aprobación por Jesucristo y la aplicación de la penitencia por los ángeles. El cuadro pertenece a un conjunto  de los realizados  hacia 1638 para el Monasterio de Guadalupe.