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Santísima Trinidad, obra de José de Ribera
En las representaciones de la Trinidad es tradicional, desde la Edad Media, la presentación de Jesucristo muerto y sostenido por Dios Padre. Ello impone, en cierta manera, el dramatismo de la escena y su colorido. Ribera, aunque prefiere un cromatismo dramático, se aleja de un tenebrismo total abriendo el cielo con una luminosidad que sirve como aureola  a Dios Padre y el Espíritu Santo.