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Inmaculada, obra de Juan de Valdés Leal
El acentuado barroquismo atribuido al artista es muy apreciable en este cuadro. Los ángeles que la rodean parecen descender de un cielo abierto e iluminado por la luz divina. La postura de la Virgen misma, casi niña, con sus ojos elevados, da a su figura un encanto especial. La luna siempre presente y las estrellas que la rodean responden al texto del Apocalipsis de San Juan: "Y apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas" (12, 1).